Felipe me estaba abrazando en la cama, estábamos enredados en las sábanas.
—¿Realmente me tengo que graduar? Quisiera quedarme así lo que queda del día— protesto.
—Sí, preciosa. Además, están por venir tus amigas. No es cortés dejarlas esperando.
—Felipe.
Me sonríe.
—¿Qué pasa, preciosa?
—Te amo. Sólo quería decírtelo.
—Y yo a ti — dice y me besa.
Nunca me iba a acostumbrar a sus besos, a estar entre sus brazos. Era una sensación tan maravillosa.
—Necesito dejar de besarte o mandaré al diablo a mis amigas— río.
—Nos podríamos duchar juntos para ahorrar tiempo. En media hora llegan— dice provocativamente.
—Usted es insaciable, señor Mills.
—¿Qué le puedo decir, señorita Robbins? Me tiene hechizado.
Nos besamos y me carga para ir a la ducha.
—Ojalá pudiera hacerte el amor en la ducha—susurra en mi oído.
—¿Sabes si estás limpio?
Me mira confundido.
—Sabes si tienes alguna infección que te haya pasado alguna de tus exs.
—Nunca estuve con nadie sin condón.
—Bueno yo tampoco y el implante cubre el resto. Así que, ¿disfrutas de un polvo conmigo en la ducha antes de mi graduación?
Estaba boquiabierto.
—¿No quieres?—pregunto confundida.
Automáticamente me besa y confirmo lo que quiere.
Después de nuestro agradable encuentro nos bañamos.
Agarra una toalla para que me seque y me envuelve en ella. Se acerca a mi rostro y suspira.
—Oh, Meredith. Realmente creo que me hechizaste. ¿Cómo podré estar lejos tuyo?
Se me encogió el corazón.
—Créeme. Cuando sepas toda la verdad sobre mí, no querrás estar más conmigo.
—Crucemos ese puente cuando lleguemos a él. No saquemos conclusiones apresuradas, sólo quiero disfrutar el estar contigo. ¿Tú quieres eso también?
Asiento y me da un dulce beso.
Me entrega una bata y me pongo la toalla en la cabeza. Escucho que mis amigas llegaron y voy a recibirlas.
—Así que ahora hacen planes con mi novio a mis espaldas— digo fingiendo enojo.
—Con él claramente no te enojaste—dice Mare y reímos todas.
—Anna Gilbert— grito haciéndolas sobresaltar.
—Ya sé que te lo contó y que debes estar enojada porque no te lo conté yo— me dice.
—¿De qué hablan?
—Anna es mi cuñada.
—Qué afortunadas son ustedes, maldición—masculla América.
—Gracias, Mare. Estamos en extinción—dice Felipe entrando a la sala.
Tenía un pantalón de pijama y una remera. Qué lindo estaba.
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Un nuevo camino
ChickLitMuchas veces buscamos un nuevo comienzo, el problema es que no nos damos cuenta que, para lograrlo, debemos superar las cosas que nos llevaron a buscar ese comienzo. La necesidad de encontrar algo nuevo. Parece un juego de palabras, pero es la reali...