⊱ ❝OO3 | 𝑽𝒂𝒎𝒑𝒊𝒓𝒆𝒔𝒂❞

35.2K 2.2K 489
                                    

▂▃▅▆█▆▅▃▂

▂▃▅▆█▆▅▃▂

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

▂▃▅▆█▆▅▃▂

Pasaron tres días antes de que el cuerpo de Juliette pudiera comenzar a curarse poco a poco por su propia cuenta.

Su piel se volvió más pálida, todos los moretones de su cuerpo fueron curados junto con la grave herida que tenía en su abdomen que terminó por cerrarse sin dejar alguna cicatriz, igualmente, el color rubio de su largo cabello tomó mucho más brillo y se volvió sedoso, sus labios lograron recuperar un color rosado vivo.

—Eleazar —dice Kate tras mirar a la joven que se mantuvo quieta en todo momento.

—Solo tiene que... —las palabras del vampiro se vieron interrumpidas al momento en que todos vieron como la neófita abrió los ojos.

Estos no eran de un rojo carmín, más bien, mantuvieron su color azul por varios segundos, mientras que de las manos de la rubia desprendía una neblina espesa de color blanco con pequeños copos de nieve.

Juliette se sienta en la camilla en donde se encontraba recostada y mira a su alrededor confundida, hasta que detuvo su mirada en cuatro desconocidos de ojos dorados que la miraban con atención.

—¿Quiénes...? —la neófita intenta preguntar, pero guarda silencio al ver el aspecto que tenía.

—Sus ojos cambiaron de color —susurra Tanya incrédula admirando como ahora los ojos de la chica eran de un tono rojo carmín.

Juliette recordaba perfectamente que los hombres que intentaron abusar de ella la habían dejado en ropa interior antes de que terminara de caer inconsciente, pero ahora la rubia llevaba puesto una falda negra con líneas blancas junto con una blusa manga larga negra de cuello alto.

Se encontraba descalza, pero en su muñeca izquierda descansaba un reloj de color negro y, finalmente, en su dedo anular izquierdo se mantenía el anillo de compromiso de su madre.

—Tranquila —le pide Carmen al dar un paso hacia ella—. No te haremos daño.

La neófita se levanta con velocidad y comienza a retroceder lentamente analizando a la mujer castaña.

—No se acerquen —les pide Juliette al levantar sus manos hacia ellos para intentar mantener su distancia.

La rubia mira aterrada como sus manos mostraron un aura blanca con azul, confundida, analiza sus palmas y ve como sus dedos comenzaron a soltar pequeños copos de nieve. Termina por soltar un pequeño grito de miedo al momento en que vio como sus dedos se tornaron de un color azul claro.

—Tienes que calmarte —le sugiere Eleazar antes de caminar hacia ella, pero la neófita volvió a retroceder.

—¿Qué me hicieron? —pregunta Juliette, asustada—. ¿Qué hago aquí?

⊱ 𝑳𝒐𝒎𝒃𝒂𝒓𝒅 𝒚 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏 - 𝑬𝒅𝒘𝒂𝒓𝒅 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏® ⊰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora