⊱ ❝O27 | 𝑬𝒔𝒄𝒂𝒑𝒂𝒓❞

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"Por favor, Snow, ayúdame", ruega Juliette mentalmente, sintiendo como las asquerosas manos de Jerome pasaban por los costados de su cuerpo.

La rubia comienza a sollozar moviéndose de un lado a otro, logra escuchar diversas maldiciones al otro lado de la línea por parte de Edward, pero estas no son escuchadas por Jerome.

El hombre se encontraba lo bastante ocupado subiendo el vestido de novia que tenía puesto Juliette, al ver esto, Rosalie comenzó a gritar aún teniendo una cinta adhesiva cubriendo su boca.

"No volverán a hacerte daño, Juliette" asegura Snow al poder aparecer en los pensamientos de la neófita.

Juliette abre los ojos al escuchar la voz de la platinada y deja que esta tome el total control de su cuerpo, las cadenas que la apresaban no tardaron en comenzar a congelarse poco a poco, logrando confundir a Jerome que dejó de tocar el cuerpo de la chica.

—¿Julie? —pregunta en un susurro el hombre.

Snow abre los ojos y mira fijamente a Jerome, mostrándole sus ojos blancos, la cinta adhesiva en su boca comienza a llenarse de nieve hasta que se deshizo.

—¿Me extrañaste? —pregunta la platinada con burla.

La mujer se suelta de las cadenas ya congeladas y empuja a Jerome lejos de ella, causando que este se golpeara contra una de las paredes de la habitación.

Snow se levanta de la cama furiosa y comienza a romper en pedazos el vestido que tenía puesto.

—Además de cobarde por aprovecharte de una mujer, no tienes buen gusto en la moda —se queja la meta humana con notable asco en su voz—. Este parece el vestido de mi abuela, pero hasta ella tenía mejor gusto que tú.

Deja una parte de la falda junto con la parte de arriba y camina hacia Rosalie para quitarle la cinta de la boca con cuidado, congela las cadenas y deja que la vampiresa se acerque a la cama para comenzar a buscar el teléfono.

—¿Edward? —pregunta Rose al conseguir el artefacto—. Estamos en un hotel a las afueras de Port Angeles, casi llegando al aeropuerto, estamos en la habitación ciento ocho.

—Sal de aquí —le ordena Snow a Rosalie sin dejar de mirar a Jerome que se levantaba con dificultad del suelo—. Tengo que resolver algunas cosas con este..., tipo.

Rose sigue hablando con Edward al teléfono mientras salía de la habitación, dejando a solas a la platinada junto a Jerome.

—¿Quién te crees que eres para tocar a una niña? —le pregunta Snow con indignación—. ¿Para quitarle su inocencia de la peor manera posible? ¿Te crees mejor que las mujeres?

⊱ 𝑳𝒐𝒎𝒃𝒂𝒓𝒅 𝒚 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏 - 𝑬𝒅𝒘𝒂𝒓𝒅 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏® ⊰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora