⊱ ❝O48 | 𝑴𝒂𝒍𝒆𝒔𝒕𝒂𝒓❞

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Juliette termina de acomodar la blusa de tirantes rosado claro con encaje que había decidido ponerse ese día, se mira en el espejo de cuerpo completo del baño verificando que su atuendo se encuentre bien.

Ella sale del baño y mira un momento la cama que se encontraba destrozada por lo que sucedió anoche entre la pareja de casados, la mujer no evita sonreír tontamente antes de encaminarse a la puerta de la habitación.

Al llegar a la cocina, se encuentra con Edward enfrente de la estufa dándole vuelta a algo en un sartén. Juliette decide abrazarlo por la espalda consiguiendo que este sonriera ligeramente, él se da la vuelta y queda enfrente de su esposa sin perder sonrisa, hasta que se inclinó para dejar un corto beso en sus labios a manera de saludo.

—Buenos días, esposo —susurra Juliette al alejarse de él y cerrar los ojos con una tonta sonrisa en sus labios.

—Buenos días, esposa —responde Edward con el mismo tono de voz.

La rubia sonríe y se pone de puntas para besarlo una vez más.

—Eso huelo delicioso —asegura Juliette emocionada al mirar lo que estaba preparando su esposo.

—Es para ti —responde Edward con diversión y acaricia con delicadeza la cintura de su mujer.

Juliette aplaude emocionada y se sienta en una de las sillas de la isla de la cocina, mientras que Edward puso enfrente de ella un plato con un delicioso omelette.

—Ay, te amo tanto —susurra la mitad inmortal.

Ella toma las mejillas de su esposo y deja constantes besos en sus labios que este correspondió sin dudar, pero que igual lo hizo sonreír tontamente.

Ambos se alejan para que Juliette pudiera comenzar a desayunar con una sonrisa en su rostro, el castaño se recarga en el mesón y mira con atención a su esposa.

—Tranquila —dice Edward, algo divertido por la manera en que las mejillas de Juliette estaban llenas de comida—. Hay otra cosa para ti, así que no comas tan rápido o podría hacerte daño.

La rubia mira a su esposo con un brillo en sus ojos y asiente ilusionada, ella sigue comiendo bajo la atenta mirada de Edward que comenzó a acariciar su mano de vez en cuando.

Juliette termina de desayunar y se levanta para comenzar a lavar su plato, toma un trago de jugo de naranja antes de darse la vuelta para quedar enfrente de Edward que le extendió un panecillo de chocolate.

—Eres el mejor —asegura la rubia emocionada.

La mitad inmortal toma el panecillo antes de ponerse de puntas para dejar un corto beso en los labios de Edward que sonrió.

⊱ 𝑳𝒐𝒎𝒃𝒂𝒓𝒅 𝒚 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏 - 𝑬𝒅𝒘𝒂𝒓𝒅 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏® ⊰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora