⊱ ❝O65 | 𝑨𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂❞

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Edward y Juliette se despiden de Charlie y de Jolie que agitaron sus manos ligeramente hacia ellos.

Los vampiros ven como la pareja se fue mucho más tranquila tras la conversación que tuvieron con Juliette. La rubia, por otro lado, regresa su mirada hacia su esposo y le sonríe.

Ambos se dan la vuelta con la intención de entrar a la casa, pero se detienen al ver enfrente de ellos a Emmett y a Jasper que los miraban con una radiante sonrisa en sus rastros.

Edward decide tomar la cintura de su esposa con una sonrisa luego de leer los pensamientos de sus hermanos menores.

—Bien hecho, copitos —felicita Jasper a la rubia con notable orgullo en su voz—. Nunca había visto a una neófita con tanto control.

—No sé si sea una neófita, es tan... —habla Emmett e intenta buscar una palabra que la describa, pero termina por sonreír con burla—. Fría.

—No la molestes —advierte Emmett con una sonrisa en su rostro—. Ella es la más fuerte de la casa.

—Vaya —responde Emmett con notable sarcasmo.

Juliette lo mira de manera retadora antes de que sus ojos cambiaran de azul verdoso a un rojo carmín brillante que los hombros reconocieron.

—Hagamos una apuesta —habla la vampiresa con seguridad—. Si yo gano, harás todo lo que yo te pida por un año, si tú ganas, haré lo que tú me pidas por el mismo lapso de tiempo.

Emmett sonríe con diversión al escuchar esas palabras.

—¿Aceptas, fortachón? —pregunta Juliette.

El azabache termina por tomar la mano de su cuñada y los dos las estrechan con más fuerza de la necesaria, pero eso dio por cerrada la apuesta entre ambos.

Emmett y Jasper se dan la vuelta para entrar a la casa, teniendo la intención de buscar a los demás miembros de la familia para que fueran testigos de la apuesta.

Juliette se da la vuelta para quedar enfrente de Edward y así poder enredar sus brazos en su cuello, este sonríe encantado por los constantes besos que dejó su esposa en sus labios.

—No seas tan cruel con Emmett, dulzura —le pide el lector de mentes con algo de diversión.

—Él aceptó la apuesta, amor —recuerda Juliette sin algún tipo de pena—. Así que no puedo prometerte nada.

Edward se ríe un poco por esas palabras, pero se acerca a su rubia para poder besarla.

Los miembros de la familia Cullen se reunieron en un punto del bosque esperando a que Emmett apareciera. Rosalie se había quedado en casa con los pequeños bebés para poder cuidarlos, pero mostró su apoyo a Juliette en la puesta.

⊱ 𝑳𝒐𝒎𝒃𝒂𝒓𝒅 𝒚 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏 - 𝑬𝒅𝒘𝒂𝒓𝒅 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏® ⊰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora