⊱ ❝O58 | 𝑰𝒎𝒑𝒓𝒊𝒎𝒂𝒓𝒔𝒆❞

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Rosalie y Alice se encontraba sentadas en diferentes sofás en la sala, pero ambas estaban enfrente de la chimenea con los bebés de los nuevos padres en brazos.

Los bebés se encontraban despiertos, mirando confundidos a las mujeres, ya que ellas no eran sus padres.

Fuera de la casa se encontraba Jacob con varias lágrimas en sus ojos, este había tomado la decisión de poder vengar la muerte de Juliette de alguna forma, por lo que mira hacia su izquierda y se levanta para comenzar a caminar hacia la sala del hogar en donde se encontraban los bebés Cullen Lombard Denali.

Seth tiene intenciones de acercarse a él para detenerlo, pero Leah lo toma del brazo y lo detiene.

—No pienso permitir que haga una locura, los bebés no tienen la culpa —asegura el menor antes de soltarse bruscamente del agarre de su hermana mayor.

—Seth —dice Leah nerviosa y no duda en comenzar a seguirlo, sabiendo que cometerá una locura—. Seth.

Los tres lobos entran a la casa Cullen y se dirigen a la sala, al momento de estar ahí, no dudaron en comenzar a acercarse a los bebés, pero fue Seth quien tomó el brazo de Jacob para hacerlo retroceder.

—Jake, ellos no tuvieron la culpa de nada —asegura el menor empujando al pelinegro para que retrocediera.

—Mataron a Juliette —recuerda Jacob entre dientes.

—Son bebés inocentes, no saben nada de lo que está pasando a su alrededor —explica Seth ansioso—. No es culpa de ellos que...

Las palabras del chico se vieron interrumpidas al momento en que fijó su mirada en la pequeña Ivette que lo miraba con atención.

—Seth —habla Leah confundida por el comportamiento de su hermano y fija su mirada en la bebé.

La mujer termina por desconcentrarse al momento de sentir como su corazón se aceleró por ver los ojos del pequeño Jack que lo miraba con curiosidad, Leah sonríe al ver los hermosos ojos del bebé que era hermoso y únicos.

Jacob mira extrañado a los dos hermanos, hasta que se da cuenta de como los cuerpos de estos reaccionaron ante las miradas de los bebés.

La imprimación para ellos era como la gravedad, su centro cambiaba, de pronto ya no era la Tierra quien los sujetaba. Harían cualquier cosa. Serían cualquier cosa que ella o él necesitaran.

Un amigo, un hermano, un protector.

Seth y Leah sonríe ligeramente estando perdidos en sus propios pensamientos.

—Estoy va a terminar en tragedia —susurra Jacob, imaginándose cómo reaccionarían los padres de los pequeños.

Por otro lado, en la biblioteca, Edward miraba a su esposa mientras intentaba reanimarla, pero logra leer los pensamientos de Sam y de toda la manada que se acercaban.

⊱ 𝑳𝒐𝒎𝒃𝒂𝒓𝒅 𝒚 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏 - 𝑬𝒅𝒘𝒂𝒓𝒅 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏® ⊰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora