Lucía entró en la mansión sin dar ninguna luz, ni hacer ningún ruido. No quería despertar a nadie, pero sobretodo no quería despertar a su jefe. Se introdujo en su habitación, se puso su camiseta de dormir y se metió en la cama con una dulce sonrisa en los labios.
Un trueno la despertó unas horas más tarde. La lluvia seguía azotando el cielo nocturno y un largo rayo iluminó su estancia, lo suficiente como para notar que había alguien con ella. James estaba sentado en su silla de tocador, pero la había colocado enfrente de su cama, mientras la observaba. Cuando notó que ella había abierto los ojos; que en su cara se había dibujado el asombro que corroboraba que le había visto y que su cuerpo se revolvía en la cama, encendió la pequeña luz de la mesilla y con una mirada encendida le dijo...
- ¿Te lo has follado ya?
- ¿Qué? –Le contestó muerta de miedo-.
Entonces James se dirigió a su cama; retiró las sábanas que la cubrían; la cogió de los pies y la deslizó hacia abajo; colocó ambas manos entre los muslos de Lucía y los separó.
- ¿Qué si le has abierto estas largas y sedosas piernas y le has dejado entrar en tu interior? –Le dijo mientras levantaba su camiseta con una mano y con un dedo de la otra rozaba su vulva, por encima del tanga, alcanzando y acariciando su clítoris-.
Lucía estaba en shock. No sabía si por miedo o por el placer que estaba sintiendo con su dedo deslizándose de arriba abajo de su centro. La cosa es que no podía pensar, ni moverse, ni contestarle. Un estremecimiento le subía por la espina dorsal; un cosquilleo dentro de su cabeza y quedó reducido a la nada.
- ¿Qué haces en mi habitación? –Consiguió decir mientras un gemido se le escapaba-.
- Esta no es tu habitación.
Era irritante.
Al ver el estado de indefensión en el que estaba Lucía, se sintió nuevamente poderoso frente a ella y ese sentimiento le volvió a excitar. Lucía estaba en sus manos, en todos los aspectos que una persona puede estar en las manos de otra y eso era indescriptiblemente ardiente. Agarró su tanga y se lo deslizó hacia abajo, dejándola expuesta ante él, pero quería ver más y subió del todo la camiseta con la que Lucía dormía, admirando sus redondos pechos, su suave ombligo y el nacimiento de su monte de Venus. Era hermosa. El nunca había visto un cuerpo tan bonito antes.
- Por favor para... -susurró Lucía-.
Pero James no podía parar. Se subió encima de ella y le introdujo un dedo en su vagina y luego otro y los fue deslizando hacia dentro y hacia fuera, consiguiendo que Lucía se revolviera y empezara a gemir cada vez más gravemente, mientras un torrente de fluidos le nacían entre sus piernas.
- No ... Por favor ... -volvió a pedirle-.
- ¿No te das cuenta que cuanto más me suplicas más excitado estoy y menos ganas de parar tengo?
Los dedos de los pies de Lucía se retorcían de placer, pero ver tan cerca el hermoso rostro de ese despiadado hombre, le hacía preguntarse interiormente qué pasaba con ella. Entonces James sacó sus dedos de dentro de ella y se los llevó a la boca.
- Qué rico sabes...
Y cuando Lucía percibió que él se estaba desprendiendo de sus pantalones y adivinó lo que quería hacer, se recompuso, se levantó corriendo de la cama y le dijo...
- ¡No! ¡Sr. Campbell por favor márchese a su habitación?
- ¿Qué? ¿Sólo tú vas a disfrutar? ¿Y yo qué?
- Tendrá que buscarse otra manera...
- Está bien... pero acabarás suplicándome que te folle y entonces ya veré si lo hago...
Y se marchó. Y allí quedó Lucía con las piernas temblando, la cabeza a punto de explotar y un extraño deseo que le recorría todo el cuerpo.
- ¿Por qué he dejado que me tocase? –Pensó Lucía- ¿Qué ha significado todo esto?
Lucía le dio un millón de vueltas a sus pensamientos, pero no encontró el significado de los mismos, sólo sabía que se sintió sucia por lo que él le había hecho, pero se sintió peor por habérselo dejado hacer. Su cabeza pensaba una y otra vez en David y en la noche tan dulce que han pasado juntos.
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En sus manos
RomanceTras un suceso vergonzoso, Lucía decide huir a Escocia, donde quiere empezar de nuevo. Allí encuentra un hogar y un trabajo, y empieza una relación, pero su jefe, un guapo pero trastornado hombre, se interpondrá en todos sus planes... ¿Estará prepar...