Lucía y David fueron a un pequeño pub típicamente escocés que, había al otro lado de la calle. No podía alejarse mucho de la Sra. Campbell así que eligieron por cercanía. La tarde pasó muy agradable. Hacía tiempo que Lucía no vivía un rato de esparcimiento como ese, sin preocupaciones, sin trabajo... Sólo buena música, buena cerveza y un amigo con el que charlar.
- ¿Cómo van las cosas en la mansión Campbell? -preguntó David-.
- Bueno... Con Rose muy bien, ya está totalmente recuperada y tan activa como siempre.
- ¿Y con James?
- Bueno... Ya sabes cómo es él, pero de momento no me ha hecho dormir en las mazmorras... -dijo Lucía riéndose de sí misma-.
- Ten cuidado con ese hombre. Tiene una oscuridad que no me gusta.
- ¿Por qué dices eso?
- Es una sensación que me dio cuando fui hablar con él en el hospital. Sólo le dije que necesitabas descansar y que tu dedicación al trabajo era digna de valorar.
- ¿Y qué dijo él?
- Me miró muy extraño. Sus ojos se oscurecieron y me advirtió que me metiera en mis asuntos.
- Es un imbécil. Rose dice que ha sufrido mucho, pero yo no sé si eso justifica cómo trata a los demás.
- No a mi modo de ver... Por eso te digo que andes con cautela.
- No te preocupes, seguro que pronto volverá a Edimburgo y nos dejará a todos tranquilos.
Una música celta empezó a sonar en el local. A Lucía, como buena gallega, le encantó y no pudo sujetar sus pies, que siguieron los de David.
- Veo que te gusta nuestra música –le gritó David por encima del sonido-.
- ¿Bromeas? Yo también soy celta, sólo que del sur. Y soy una de las pocas mujeres que toca la gaita.
- ¿En serio?
- Nunca bromeo con la gaita... Aprendí de pequeña, aunque hace mucho de eso.
- ¿Te apetecería ir conmigo el viernes que viene a un concierto de música escocesa?
- Me encantaría David, pero mi trabajo es de dedicación completa –dijo con una mueca de tristeza-.
- Por supuesto que irá David -interrumpió una Rose complaciente-. Yo ya estoy bien y tengo a mi nieto en casa por si necesito algo. Ven a recogerla a casa a las siete.
Los dos se quedaron mirándola sin saber cuánto tiempo llevaba allí y cuánto había escuchado, pero a los dos les encantó el apoyo de Rose para esa noche. Así que no dijeron nada, mientras Lucía recogió sus cosas y volvió a casa con Rose.
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En sus manos
RomanceTras un suceso vergonzoso, Lucía decide huir a Escocia, donde quiere empezar de nuevo. Allí encuentra un hogar y un trabajo, y empieza una relación, pero su jefe, un guapo pero trastornado hombre, se interpondrá en todos sus planes... ¿Estará prepar...