Llegó el ansiado viernes del concierto. Lucía no había vuelto a saber nada de David desde su encuentro en el pub y esperaba que nada pudiese anular esa cita, ya que necesitaba desesperadamente una noche fuera del control de James, pero sabía que con la suerte que estaba teniendo, cualquier cosa podría suceder...
El día fue como de costumbre. Rose le había dicho a sus amigas que hoy no podía ir, para darle más tiempo a Lucía para arreglarse. Se ducho, se arregló el pelo y se puso una minifalda de cuadros escoceses y una camiseta negra, bajo una chaqueta de lana. No quería desentonar en ese lugar y sabía que más o menos la gente iba así. Se colocó unas buenas botas y se dispuso a esperar a David. Cuando salió de su habitación oyó una fuerte discusión entre James y Rose que venía del piso de arriba. No pudo escuchar todo, pero sí las suficientes palabras para entender que ella era el motivo de la trifulca. Le recordó una vez cuando ella tenía quince años que, su padre y su madre discutieron porque no podían ponerse de acuerdo en si dejar salir a Lucía era algo precipitado o no, sólo que esta vez el papel permisivo de su madre lo hacía Rose y el prohibitivo de su padre lo representaba a la perfección James. Justo en ese momento sonó el timbre y Lucía corrió a la puerta, pero una voz profundamente grave y enfadada la detuvo en seco.
- ¡Ni se te ocurra abrir la puerta de mi casa! -gritó James-.
James bajó la escalera despacio, pero de manera pesada, como si su cuerpo llevase encima un elefante y cuando llegó abajo, se detuvo y contempló la vestimenta de Lucía, como si se la quisiera arrancar y tirarla a la basura.
- ¿Esperas a alguien? –le preguntó con una sonrisa divertida-.
- ¿Eh...? Sí. Voy a salir un rato con David.
- ¿David?
- El Dr. Scott -aclaró ella-.
- ¡Qué familiaridad! ¿Y ya habías pedido permiso para abandonar tu trabajo?
- Sí, su abuela me lo dio.
El timbre volvió a sonar y James abrió la puerta. Tras ella apareció un David tremendamente dulce, agradable y muy guapo.
- Buenas noches Sr. Campbell ¿Me permite llevarme a Lucía esta noche? -preguntó David-.
James no contestó en ese momento.
- ¡Qué guapa estás Lucía! Y muy apropiado esos cuadros... -dijo David con una sonrisa derretible- ¿Nos vamos?
- ¿Dónde vais? ¿Y a qué hora la traerás de regreso? -preguntó James-.
- Vamos al Festival Celtic Connections de Glasgow. Sobre las dos la traeré sana y salva.
- Bien, será mejor que nos vayamos ya ¡Adiós! –dijo Lucía y salió corriendo-.
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En sus manos
RomanceTras un suceso vergonzoso, Lucía decide huir a Escocia, donde quiere empezar de nuevo. Allí encuentra un hogar y un trabajo, y empieza una relación, pero su jefe, un guapo pero trastornado hombre, se interpondrá en todos sus planes... ¿Estará prepar...