Era domingo a mediodía. Tras mucho deambular e intentar recordar el camino, Lucía consiguió encontrar el pasillo de la biblioteca y de allí a la libertad. Encontró a Mary en la cocina y se puso a llorar.
- ¡Mi niña! ¿Qué te ocurre? ¿Te ha pasado algo en Edimburgo? -le preguntó la ama de llaves-.
- ¿Edimburgo?
- Si, el Sr. Campbell nos dijo que este fin de semana te irías allí.
- ¡Ohh! Sí, es que me ha costado mucho encontrar un transporte que me trajese de vuelta –mintió-.
No supo porqué había mentido, pero no sabía cómo explicar lo que había sucedido desde la noche del viernes y por otro lado, si contaba la verdad, tendría que ir a liberar a James y aún no estaba preparada para eso. Necesitaba más tiempo.
- Bueno, tranquila, ya estás en casa.
- ¿Dónde están el Sr. y la Sra. Campbell? -preguntó Lucía por conocer el resto de la mentira-.
- El Sr. Campbell aprovechó el fin de semana para irse a Edimburgo y resolver un tema. Yo creo que con la rubia del otro día. Volverá mañana a primera hora nos dijo. Rose está echándose la siesta.
- Bien. Iré a mi habitación.
Lucía se dio cuenta que James lo había preparado todo para poder desaparecer todo el fin de semana. Cuando llegó a su dormitorio se tiró en la cama y se puso a llorar desconsoladamente. Todo lo sucedido le había lastimado y su miedo crecía recordando las amenazas de su jefe. Pasado un buen rato intentó calmarse y urdir un plan. Pensó que podría recoger sus cosas y huir en ese momento, dejando una nota a Rose del verdadero paradero de su nieto, pero entonces recordó su situación ilegal y se preguntó a dónde iría y cómo saldría de la isla y no encontró ninguna respuesta. Entonces recordó que James sabía de sus tratos con la embajada y se le ocurrieron dos opciones para eso, una era que él había leído su correo, por lo que podría haber noticias que ella desconocía.La segunda opción era que alguien de la embajada le estaba filtrando información y ahí sí tendría problemas verdaderos. Como optimista que era, ella apostó por la primera opción y antes de pensarlo dos veces ya tenía abierta su cuenta de correo electrónico, donde comprobó que en efecto tenía noticias de la embajada desde el viernes. Con los preparativos del cumpleaños de Rose se había olvidado por completo de revisarlo. En el email le decían que la declaración de Rose no valía, porque Lucía había sido contratada por la empresa de James, no por un particular. La aconsejaban que intentase conseguir el sello de la compañía de Sir James Campbell, pero como ya les había dicho que él no pretendía ayudarla, admitían que desde la embajada no podían hacer nada más por ella, sin embargo habían informado de su situación al Ministerio de Asuntos Exteriores, para que abordasen el tema entre diplomáticos. Lo que parecía una buena salida para ellos, para ella era la peor. Se imaginaba los telediarios de todas las cadenas abriendo sus informativos con su caso y hablando de ella, buscando cualquier información de su persona, incluido el vídeo que la obligó a irse hacía dos años. Era demasiado para ella. Rápidamente les contestó con otro correo electrónico pidiéndoles que no lo hicieran; que ella conseguiría que su jefe le firmase el papel, que sólo necesitaba negociar con él y así fue cómo decidió su próximo paso. Volvería con James y negociaría su libertad a cambio de la firma del documento.
Se cambió de ropa, pues llevaba la misma desde el viernes y no entendía cómo Mary no se había dado cuenta; se puso un vestido largo hasta los pies, de algodón, con botones de arriba abajo, unas medias y unas botas de cordones. Subió al despacho de James y preparó el escrito y cogió un bolígrafo. Fue a la cocina y cogió unos filetes empanados, un poco de puré de patatas y unos pimientos fritos para darle algo de comer. Después volvió al pasillo de la biblioteca y de allí a la habitación dónde James seguía encerrado.
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En sus manos
Lãng mạnTras un suceso vergonzoso, Lucía decide huir a Escocia, donde quiere empezar de nuevo. Allí encuentra un hogar y un trabajo, y empieza una relación, pero su jefe, un guapo pero trastornado hombre, se interpondrá en todos sus planes... ¿Estará prepar...