Parte sin título 52

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- ¿James? -dijo temerosa, aún cuando el tipo estaba bastante lejos de su puerta-.

- Sí, mi amor, soy yo.

- ¡James! -gritó al borde de la emoción-.

Lucía entró en shock. Empezó a sentir un millón de mariposas en el estómago; un sudor frío por la espalda y cómo su cabeza giraba trescientos sesenta grados, puede que por la sorpresa o puede que por el embarazo, pero lo cierto fue que, sus piernas comenzaron a flaquear y su cuerpo se tambaleó, hasta que acabó entre los brazos de James, que corrió rápido para sujetarla. 

- ¿Qué haces aquí? -preguntó una Lucía totalmente alucinada- ¿Cómo has sabido dónde vivo?

- Shh... Tranquila pequeña. Te responderé a todo, pero primero entremos dentro para que te recuestes ¿Cómo te sientes? -dijo mientras la conducía al interior de la casa y la quitaba el bolso y el abrigo de encima-.

- Un poco mareada...

- ¿Quieres que llame al médico? -preguntó mientras la acomodaba en el sofá con las piernas en alto-.

- ¡No! Estoy bien, de verdad. Sólo fue la sorpresa de verte aquí... –dijo intentando evitar que James supiese que estaba embarazada-

- Lucía estás embarazada y te has mareado. Pudiste caer al suelo y golpearte si no te hubiese cogido antes -dijo James-.

- ¿Cómo sabes que estoy embarazada?

- Bueno... con ese precioso, sexy y ajustado vestido que llevas... es fácil adivinarlo... ¿Por qué no me lo habías dicho? -preguntó él-.

- ¿Decírtelo? ¿Cuándo James? Desde que lo sé no has contestado a ninguna de mis llamadas y no te has dignado a devolvérmelas –dijo empezando a sacar todo su enfado-. Además, no es de tu incumbencia.

- ¿Insinúas que mi hijo no es de mi incumbencia? -preguntó sonriendo de esa manera que a Lucía la volvía loca-.

- Lo que insinúo es que no es tu hijo, es mío.

- ¿Y quién es el padre? –Preguntó con el absoluto convencimiento que ese hijo era suyo y que él lo había puesto allí la última noche que se vieron- ¿De cuánto estás?

- De diez semanas.

James sonrió. Ella estaba enfadada, podía entenderlo, pero sabía que no le mentiría con algo tan importante, además era justo el tiempo que llevaban sin verse...

- ¿Y el padre es...? -insistió James-.

- Un imbécil con el que me acosté –dijo rabiosa-.

- ¡Ah! Ya veo ... ¿Y te gustó acostarte con él? –Dijo riendo-.

- ¡Bah! Tampoco era tan bueno en la cama...

- Eso me hiere... -dijo él aguantando la risa-.

- ¡Ah! ¡Por cierto! ¿Dónde has dejado a tu esposa? Te felicitaría por vuestro enlace, pero temo vomitar... El primer trimestre dicen que es el peor... -ironizó Lucía-.

- ¿Esposa? ¿Qué quieres decir? Yo no me he casado con nadie...

- ¡No me mientas! -gritó- Llamé mientras tú estabas en la ducha y ella misma me lo dijo.

- ¿Quién te lo dijo? -preguntó él, que no sabía de qué hablaba-.

- Marion... -dijo empezando a sospechar que esa zorra la había engañado-.

- Yo no me he casado cariño, ni mucho menos con Marion. Esa loca debió coger mi teléfono y te engañó. El otro día se desnudó en mi despacho.

- ¿Me ha dicho cariño? –pensó Lucía mientras algo se ablandaba en su interior-. Espera... ¡Se desnudó en tu despacho! –reaccionó por fin- ¿¿Te has acostado con ella??

- ¿¿Qué?? ¡¡No!! Aunque reconozco que estuvo cerca... Pero era tu boca y tu cuerpo el que quería besar y acariciar, no el suyo... He sido un idiota...

- No entendí nada James...

- Lo sé mi amor. Me enfadé y quise darte tiempo y espacio para que volvieras a mí, sin darme cuenta que te estaba alejando. No te escuché; no presté atención cuando me dijiste que querías quedarte aquí. El orgullo me impidió buscar la manera de estar contigo... ¿Podrás perdonarme?

Lucía no podía contener más sus lágrimas. Habían estado tan cerca de perderse... Y ahora...

- ¡Mierda! ¡Samuel! -recordó ella-.

- ¿Quién es Samuel?

- Samuel es mi ex novio, el del vídeo, ¿recuerdas? Cuando volví me buscó para pedirme perdón y nos hemos hecho amigos de nuevo...

- ¿Ah? ¿Si? -dijo James-.

- Sí... y bueno... Se ha portado muy bien conmigo y me ha estado ayudando con el embarazo y también quiere hacerlo con el niño... -titubeó Lucía-.

- Pues ya no es necesario. El imbécil del padre está aquí.

- James yo ...

- ¿Te has acostado con él?

- ¡No!

- ¿Te has enamorado?

- ¡No! ¡No!

- ¿Entonces? -preguntó él esperando una respuesta-.

- He quedado con él esta noche para cenar. Iba a darle las llaves de mi casa y preguntarle si quería vivir conmigo, con todo lo que ello conlleva...

- ¿Por qué?

- Porque no quería estar sola con el niño y a él no le importaba que no estuviese enamorada de él...

- Pero ahora ya estoy aquí.

- ¿Por cuánto tiempo James?

- Bueno, pensaba quedarme una larga temporada, pero... ahora que vamos a ser una familia, no me separaré de vosotros...

- ¿¿Qué?? No me engañes por favor... Si no te vas a poder quedar, dímelo ahora. Yo tengo que pensar en mi futuro y en el de mi hijo. No quiero que sufra nadie.

- Llama a Samuel y dile que no vas a ir a la cita.

- James...

- No voy a compartiros Lucía, ni a ti ni a mi hijo. Ya pensaré cómo lo hago, pero no voy a dejaros. ¿Lo entiendes?

- Entiendo que es lo que quieres, pero ambos sabemos que no puedes... No voy a volver a Escocia, James, al menos de momento...

- Lo sé.

Antes que siguiese discutiendo, James posó sus dos manos sobre su pequeña barriga. Le parecía preciosa aquella pequeña ondulación. Si ya era bonita Lucía, ahora le parecía mucho más. Ella por fin se quedó en silencio, mientras sus labios se unieron como el metal busca al imán y las manos de James recorrían en caricias el precioso vestido nuevo.

- Dame tu teléfono -le ordenó James-.

- ¿Para qué? –Le preguntó mientras se lo daba-.

Pero James no la respondió. Abrió la aplicación de WathsApp y escribió un mensaje:

- Querido Samuel. Perdona que te avise tan tarde, pero no voy a poder acudir a nuestra cita. Ha venido el padre de mi hijo. Por favor no vengas a buscarme.

- ¿Por qué has hecho eso? -preguntó Lucía-.

- Porque quiero que le quede claro -dijo James-.

En sus manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora