Tras una semana de haber llegado a España y tras una dura jornada entre los viñedos, Lucía se metió en su habitación para darse una ducha y cambiarse. Había quedado con una amiga para ir a tomar algo. Le tocaba reponer el parche anticonceptivo que sustituiría al que se puso en Escocia justo una semana antes, pero su cabeza dio mil vueltas cuando no encontró por ningún lado el dichoso papel adhesivo.
- ¡Oh dios mío! ¡No puede ser!
Corrió a ponerse uno nuevo, pero sabía que había corrido un riesgo muy grande de quedarse embarazada y esa duda y temor, se arregló para salir con Sandra.
Lucía y Sandra eran dos chicas de veintinueve años, solteras y guapas. Se conocían desde el colegio y pese a estos dos últimos años, siempre he contado la una con la otra.
Lucía quiso despreocuparse de todo y Sandra lo hizo posible. Fueron a la ciudad, a la zona de ambiente. Bebieron, bailaron, rieron, ligaron, hasta que Lucía recibió una videollamada de James y como iba un poco achispada y desinhibida, no tuvo ningún reparo de contestar al teléfono. En ese momento llevaba puesto un mono negro, corto en las piernas pero de mangas largas, ceñido a la cintura y con un escote hasta el ombligo que, dejaba vislumbrar algo de la redondez de sus senos. Su pelo rubio estaba suelto y liso.
- ¿Lucía? ¿Dónde estás? -preguntó James algo serio-.
- ¡James! Estoy en Pontevedra. Hoy es noche de chicas –dijo arrastrando un poco las palabras-.
- ¿Estás borracha? ¿Qué demonios llevas puesto? –Preguntó ya más molesto-.
- ¿No te gusta? -preguntó inocentemente ella-.
- ¡Se te ven los pechos!
- ¡No seas antiguo James! –Dijo riéndose-.
- Te he llamado un montón de veces Lucía ... ¿Qué pasa?
- Nada. No te habré escuchado con tanta música ¿Hablamos mañana?
- ¿Mañana? ¡Si pudiera estar ahí ahora mismo te ibas a enterar! -empezaba a enojarse de verdad-
- James no te entiendo ... Mañana hablamos, vale?
- ¿Con quién hablas nena? -preguntó Sandra que la vio al teléfono-.
- Con un amigo de Escocia, pero ya cuelgo -contestó Lucía-.
- ¿Un Amigo? ¡¡¡Lucía !!!! -gritó James-.
Pero Lucía colgó el teléfono y siguió divirtiéndose con su amiga, mientras a James se le llevaban los demonios. Le tentaba coger un avión, presentarse allí mismo y traerla de vuelta a casa, donde la enseñaría lo amigo que era él para ella. La sangre le hervía dentro; la furia asomaba por su nariz, a modo de respiraciones aceleradas y el instinto le cubría la razón.
- ¡Maldita sea! -se dijo a sí mismo-.
La noche de diversión llegó a su fin, cuando el efecto de la bebida desapareció y el cansancio se hizo latente. Entonces a Lucía le dio un intenso bajón y volvieron a ella las preocupaciones.
- ¿Qué significa esa cara Lucía? ¿Va todo bien? -le preguntó su amiga-.
- De hecho no... No sé cómo contártelo, pero hoy tenía que cambiarme el parche anticonceptivo y me he dado cuenta que no lo llevaba puesto...
- ¿¿Qué?? ¿Con quién te estás acostando? -preguntó Sandra sorprendida-.
- Con James ...
- ¿El del teléfono?
- Sí...
- ¿Cuántos días llevas sin el parche?
- No lo sé. Recuerdo habérmelo puesto el día antes de venir, el jueves pasado, pero no sé cuando se me cayó...
- Igual fue en estos días de intenso trabajo... ¿Cuándo fue la última vez que follasteis?
- El jueves por la noche, después de la cena que les preparé como despedida. Yo me lo había puesto por la mañana, después de ducharme. Lo hicimos una vez –dijo ignorando las veces que James eyaculó dentro de ella, mientras Lucía estaba inconsciente-. ¿Crees que es posible ...? –Preguntó con miedo y sin terminar la pregunta-.
- ¿Cuándo acaba tu ciclo y debe venirte la menstruación?
- En catorce días.
- Pues sigue poniéndote el parche hasta entonces y en dos semanas veremos a ver qué ocurre ...
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En sus manos
RomansaTras un suceso vergonzoso, Lucía decide huir a Escocia, donde quiere empezar de nuevo. Allí encuentra un hogar y un trabajo, y empieza una relación, pero su jefe, un guapo pero trastornado hombre, se interpondrá en todos sus planes... ¿Estará prepar...