Había llovido durante toda la noche y afuera olía a humedad y a hierva. El frío se le calaba en los huesos y le hacía sentir una extraña sensación interna, como una intuición que le decía que, algo malo estaba a punto de suceder... Fuera como fuese, Lucía se dispuso a preparar el desayuno para llevárselo a la Sra. Campbell, la mujer de la que se ocupaba desde hacía dos años, momento en que su vida se había ido por la cloaca.
- ¡Buenos días Sra. Campbell! Es hora de levantarse -dijo Lucía mientras retiraba las cortinas de la ventana de su dormitorio.
Pero la Sra. Campbell no contestó...
- ¡Oh! ¡Dios mío! -gritó mientras temió ver a la anciana muerta.
Rápidamente colocó sus dedos índice y corazón sobre su cuello, a la altura de la arteria carótida, y observó que había pulso, leve, pero el corazón seguía latiendo... Lucía cogió el teléfono.
- ¡Rápido por favor vengan al número 7 de Station Steet! Tengo a una señora de 69 años inconsciente -Avisó a emergencias-. Dr. Scott, estoy esperando una ambulancia para la Sra. Campbell. Si pudiese acudir al hospital se lo agradecería mucho. Yo salgo para allí ahora mismo -Llamó al medico que cuidaba de la salud de la anciana-. Sr. Campbell, siento molestarle, pero su abuela ha amanecido inconsciente y vamos a llevarla al hospital. Tiene pulso, pero es muy débil. Si pudiese venir... -Comunicó a su nieto-.
La Sra. Campbell había sufrido un ictus hacía dos años, motivo por el que su nieto y único familiar, había contratado a Lucía, para que alguien la cuidase, ya que él, por distancia no podía, pero Lucía nunca había visto a James Campbell, ya que todo se había hecho por teléfono. Él trabajaba en Edimburgo y su abuela residía en su antigua mansión familiar de Oban, Escocia. Rose Campbell había sido maestra de español en su juventud, y tras el ictus, no sabían porqué, la mayor parte del tiempo hablaba español, por eso su nieto buscó una cuidadora española que supiese inglés y tuviese conocimientos sobre salud. Lucía era enfermera, y había trabajado muchos años en residencias de mayores en España y durante un año en un Hospital de Birmingham, para mejorar su inglés, pero en cuanto pudo volvió a casa; no le gustó mucho la vida en Inglaterra y echaba de menos su país. Tenía 29 años y aunque no esperaba volver a un lugar tan frío, húmedo y oscuro, la mayor parte del tiempo, como Reino Unido, la vida tenía otros planes para ella.
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En sus manos
RomanceTras un suceso vergonzoso, Lucía decide huir a Escocia, donde quiere empezar de nuevo. Allí encuentra un hogar y un trabajo, y empieza una relación, pero su jefe, un guapo pero trastornado hombre, se interpondrá en todos sus planes... ¿Estará prepar...