Lucía se acerca al pequeño salón donde James está terminando su día. Quiere enfrentarse a él y preguntarle si eso que sospecha es cierto.
- ¿Lo hiciste a propósito, verdad? Lo de David y el pastel de cumpleaños...
James no puede evitar una sonrisa larga y cínica, hasta una carcajada le sale de su preciosa boca.
- Ya te dije que tu doctor es muy tradicional y como buen escocés no puede aceptar que a su chica la haya manoseado otro tipo.
- ¿Manoseado?
- La harina ... Ya sabes ...
- Pero... ¿Por qué?
- Ahora ya nadie puede ayudarte Lucía... Ahora ya te tengo en mis manos...
- ¡Estás enfermo! No sé qué pretendes...
- Te lo mostraré. ¿Puedes acompañarme?
- ¿A dónde?
- Quiero que veas algo.
Lucía sigue a James por un pasillo que hay al otro lado de la biblioteca. Según van avanzando, ella se da cuenta que nunca ha estado en ese lado de la casa y que ésta es más grande y más vieja de lo que creía.
- ¿Dónde vamos? –Dice algo nerviosa-
Pero James no contesta. Los pasillos, las puertas y giros van desorientando cada vez más a Lucía que, se imagina tener que regresar sola y verse perdida.
- James... ¿Podríamos volver?
- Ya casi estamos.
- Pero... ¿Qué podría haber aquí?
- Tendrás que esperar para averiguarlo...
Cuando por fin, llegan a una puerta vieja, robusta, de madera y hierro que abre James con una llave también vieja. El entra y enciende un candelabro que hay en la pared. Lucía no se atreve a entrar. Hace rato que tiene un mal presentimiento.
- Vamos pasa. Quiero que lo veas -le dice James-.
- ¿Ver qué? –Dice mientras se asoma a la estancia-.
James termina de empujarla adentro suavemente y cierra la puerta otra vez con llave. Con la poca luz que hay, Lucía tiene que parpadear varias veces para acomodar sus ojos y ver una especie de habitación mohosa, vieja, sin ventana y con un terrible olor a humedad. En el centro de la estancia intuye que hay un camastro y algunos extraños utensilios, pero no encuentra la razón o el motivo para que James quiera llevarla hasta allí.
- ¿Qué hay aquí que quieras enseñarme James?
- Para ti Sr. Campbell –dice con una voz fría y distinta-.
- ¿Por qué estamos aquí Sr. Campbell?
- He pensado que podría darte un fin de semana de relajo...
- ¿Cómo?
- Supongo que necesitaras ir a Edimburgo para arreglar tus papeles con la embajada, no?
- ¿Qué?
- ¡Ah! ¡No! ¡Qué ya lo has hecho...! ¿Verdad?
La mirada y la voz de James se hacen ásperas y sardónicas, mientras se acerca a Lucía como un depredador.
- ¿Pensabas que no iba a enterarme? ¿Creías que podrías traicionarme y que yo no lo sabría?
- ¿Traicionarte? ¿Por qué sientes que es una traición, cuando te he dejado clara mi intención de marcharme? ¡Te dejé mi carta de renuncia y tú me negaste tu ayuda!
- ¡Claro! Y por eso haces firmar a una anciana... ¿No es eso trabajar a mis espaldas?
- ¡Sólo quiero irme de aquí! ¡Déjame ir y no tendré que trabajar a tus espaldas!
- ¡Nunca! ¿Me oyes? ¡Nunca vas a salir de aquí!
- ¡No tendré permiso de trabajo ni residencia, pero soy una persona y tengo mis derechos y tú no puedes retenerme aquí!
- ¿No? ¿En serio? ¡Pues por lo pronto vas a pasar aquí la noche y mañana ya veremos si todo el fin de semana!
- ¡Rose y Mary me echarán de menos!
- No si les digo que te he dado libres estos días...
- ¡No te creerán!
- Cuando quiero puedo ser muy convincente...
- No por favor... No me dejes aquí. No me gusta, huele mal, hace frío y está sucio...
- ¡Pues no haberme traicionado!
- No me gusta la oscuridad... -dice sollozando-.
- Eres una adulta Lucía. Enfréntate a tus miedos.
- Por favor... Por favor... Se lo suplico... Haré lo que quiera, pero no me deje aquí.
Por un momento James parece pensárselo. La mira con un extraño brillo en los ojos, pero finalmente se mantiene impasible. Abre la puerta y vuelve a cerrarla tras él, dejando a Lucía totalmente hundida en el suelo frío. Aquella habitación tenía algo que a Lucía le horrorizaba. Entre el frío, las telarañas, la humedad y la oscuridad... Sentía unas terribles ganas de llorar y salir de allí, a partes iguales. Debió pasar media hora cuando la puerta volvió a abrirse. Lucía se enjuagó las lágrimas y vio a James observándola en el quicio de la puerta.
- ¿Vas a pasarte toda la noche llorando?
- Quiero salir de aquí... –dijo con la voz rota-
- ¿De verdad harías cualquier cosa?
- Déjame ir... Por favor...
- Si haces lo que te pida dejaré que salgas.
- ¿Qué quieres?
- Desnúdate para mí.
- ¿¿Qué??
- Quiero que te desnudes y te toques...
- ¡Eres un puto pervertido!
- Buenas noches Lucía. Nos veremos mañana –dijo mientras hacía ademán de irse y volver a cerrar la puerta-.
- ¡No! ¡Espera!
- ¿Lo harás?
- Sí, pero con una condición.
- No estás en situación de poner condiciones.
- Sólo una ...
- ¿Cuál es?
- Quiero ir a otro lugar. No puedo hacerlo en un sitio tan horrible...
- ¿Sabes dónde estamos?
- No...
- Aquí es dónde mi padre encerró a mi madre porque no soportaba que viese o hablase con nadie...
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En sus manos
RomanceTras un suceso vergonzoso, Lucía decide huir a Escocia, donde quiere empezar de nuevo. Allí encuentra un hogar y un trabajo, y empieza una relación, pero su jefe, un guapo pero trastornado hombre, se interpondrá en todos sus planes... ¿Estará prepar...