Three

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Este capítulo contiene escenas de acciones violentas. Por favor lea con precaución.

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-Tienes razón. No me importa. -

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Pasaron los días y Adrian ni siquiera la miró. No le dijo ni una sola palabra mientras murmuraba en completo silencio.

Para ella, este era el peor tipo de castigo. El silencio, porque sabía que después de un clima tranquilo, surgiría una tormenta, y Adrian resultó ser la peor de las tormentas.

Se quedó de pie en su habitación, mirándose en el espejo frente a ella, y todo lo que quería hacer era llorar. El vestido que Adrian le había comprado este verano le quedaba perfectamente. Era verde oscuro, elegante, limpio y su color favorito.

Era hermosa y estaba lista, sin embargo, haría cualquier cosa para no ir porque no importaba lo fácil que pareciera estar allí, en la cena de otoño a la que la madre de Adrian los había invitado, todavía era aterradora para ella.

Para Amelie, aquellos que se reunían podían terminar en llamas, y que el fuego chispeante la quemara era casi inevitable. Su padre estaría allí, Andrew Avery.

Un hombre educado y respetado en la oscuridad de los Mortífagos, y si Amelie pensaba en no ir, estaría furioso con ella.

No había nada más importante en este mundo para Andrew, su padre, que representar correctamente su apellido: ser un Avery era más que sagrado para el hombre vicioso.

Incluso si pudiera irse, podría contener la respiración y la noche terminaría en un santiamén, pero nada impedía que Andrew vacilara en su mente malvada y la castigara por algo que él creía que estaba mal.

Si había alguien en la miseria de la vida que parecía estar viviendo, y que temía más que Adrian: era su padre.

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-Amelie. -La madre de Adrian la saludó con los brazos abiertos. -Estoy tan feliz de que ambos lo lograran. -

Sus ojos verdes, los mismos ojos que poseía su hijo, se movieron entre Amelie y Adrian mientras estaban parados en los escalones de la casa de su infancia.

Los brazos de Amelie se envolvieron alrededor de la pequeña figura de la dama. -Te extrañé, Ana. - Amelie susurró en su cabello mientras se abrazaban fuertemente.

El aroma de su madre, ese relajante olor a jazmín, la llenó todos los sentidos y alivió los temblorosos nervios que tenía.

Ana se apartó, abrazando a su hijo en su lugar. -Los extrañé a los dos. -Ella sonrió, dejando un suave beso en la mejilla de Adrian.

Amelie no pudo evitar sonreír en el momento en que fue testigo. No era frecuente que observara a Adrian así, pero siempre que tenía la oportunidad de hacerlo, la tomaba.

-Effie. -gritó Ana, haciendo que la criada se apresurara a doblar una esquina. -¿Serías tan amable y te harías cargo de las maletas?. -

La mano de Amelie se apretó alrededor de su bolso, y no pudo evitar sentirse mal. -No, Ana, tanto Adrian como yo somos más que capaces...-

-Aquí. -Adrian la cortó, arrebatando la bolsa de su agarre cuando casi se la tiró a la criada.

Los ojos de Amelie se agrandaron. Su vista comenzó a parpadear de nuevo cuando se sintió avergonzada por el comportamiento de Adrian.

Su mano se movió lentamente entre ellos, y la agarró, acercándola más, para que nadie más la viera.

-Realmente deberías aprender a comportarte, Amelie. -dijo Adrian en su oído. -O habrá consecuencias. -

Cursed; Draco Malfoy |Traducción|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora