Cursed; Draco Malfoy |Traducción|

Twenty-Nine

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-La cabaña.-

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Draco Malfoy.

Día 10.

Me siento perdida, pero al mismo tiempo feliz, ¿eso tiene sentido?

Es como si estuviera perdida en mi felicidad, como si no pudiera distinguir entre cuándo debería estar triste y cuándo debería estar feliz. 

O incluso enojada.

Creo que debería estar enojada. Eso es lo razonable.

Estar enojada.

Pero no puedo enojarme. No quiero. 

Solo quiero abrazarlo. Deseo salvarlo y curarlo.

Recuerdo la noche en que me mostró sus cicatrices como si fuera ayer. Esa es la primera vez que se ha mostrado vulnerable conmigo. La primera vez que me dejó ver algo humano dentro de él. 

Debería estar feliz de que haya llegado tan lejos, de que siga mostrándome su verdadero yo.

¿Pero por qué no puedo dejar de llorar?

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Draco dejó escapar un suspiro tembloroso al pensar en esa noche.

Se había olvidado de eso. Que una vez se expuso a ella, solo para salvarla de hacerse daño.

Flashback a esa noche

Sintió una oleada de duda persistiendo cuando el rostro de Draco se volvió frío.

-¿Por qué harías eso por mí? ¿Por qué me ayudarías? Ni siquiera sabes...-

-¿Qué?. -Él espetó de nuevo, cortando su regaño mientras acercaba una bota. -¿Qué es lo que no sé?. -

Él arqueó una ceja mientras ella se paraba en silencio congelada ante él. No se atrevió a mover un músculo, estaba asustada.

Sacudió la cabeza, resoplando molesto. -¿Crees que eres la única cuyo padre te sermonea, Amelie?. -Las palabras que abandonaron sus labios temblorosos hicieron que le doliera el corazón, incluso si estaba asustada, no podía evitar sentir pena por él.

-¿No crees que sé cómo se siente cuando el puro te quema la piel?. -

Sus ojos nacarados todavía rasgaban los de ella. -Cómo gritas por dentro cuando él te fuerza más porque no te atreves a abrir la boca.-

Él había pasado por esto.

-Cómo cada puñetazo, cada bofetada, cada hechizo prohibido duele un poco menos con el tiempo. -Siguió empujando mientras ella tragaba, mirándolo fijamente.

-¿No crees que lo sé?. -Él siseó, apretando los dientes. -Porque lo sé. Lo sé, pero la diferencia es que aprendí a manejar el dolor, Amelie, y tú también deberías hacerlo porque esto no se detendrá hasta que tú lo hagas.- 

Draco se paró cerca de ella, por lo general demasiado cerca para su comodidad, mientras ella buscaba sus ojos solo para ver la honestidad rasgarlos como el viento en un mar poderoso.

Estaba destrozado.

Tenía la misma variedad que ella.

Y ella nunca supo.