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-No te molestaré más.-
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Amelie miró su propio reflejo en el espejo. Incluso si se veía deslumbrante con otro vestido que Adrian le había regalado. Otra prenda que estaba perfectamente medida alrededor de su pecho y brazos para no mostrar ningún signo de violencia se sentía débil porque el día en que Adrian estaba destinado a unirse con el lado oscuro estaba aquí.
Su piel se sentía como si estuviera ardiendo cuando dos manos se colocaron sobre sus hombros,
-Te ves... -Adrian exhaló, sus ojos viajaron por su cuerpo vestido en el espejo. -Absolutamente impresionante.-
Amelie sonrió, inclinando la barbilla hacia su mano en su hombro. -Gracias, y te arreglaste muy bien.-
Sus labios empujaron la parte posterior de su cabeza, besándola suavemente.
Se veían normales, como cualquier otra pareja de adolescentes. Nadie podría haber podido poner un dedo sobre lo que le sucedió a puerta cerrada. Era guapo y la cuidaba, así parecían ser.
Las manos de Adrian se quedaron en sus hombros mientras sus palmas agarraban su piel, casi masajeándola. -Sé que tenemos nuestras...-
-Diferencias.-
Se apartó del espejo para mirarlo en su lugar. -Y sé que a veces te sientes herida por eso, pero necesito que entiendas algo, Amelie. Lo hago todo ...-
-Por mí. -Sus pestañas se agitaron mientras sus ojos se arrastraban sobre la camisa y la chaqueta de su traje. -Tú lo haces todo por mí.-
-Mira... -La mano de Adrian ahuecó su mandíbula mientras le doblaba la barbilla hacia arriba, y sus ojos chocaron con los de ella. -Lo sabes, y es por eso que te amo, Amelie porque me entiendes.-
Mantuvo la sonrisa a la que se aferró con tanta valentía en el intento de mantenerse sólida en todo el desmoronamiento. -Eres el amor de mi vida, Amelie, recuerda eso.-
-Lo sé. -Sus palmas contra su chaqueta mientras las puntas de sus dedos acariciaban el cuello de la misma.
-Entonces bajemos, cariño.-
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La habitación brillaba con una decoración lujosa mientras los invitados se reunían alrededor de sus mesas para charlar y socializar antes de que tuviera lugar la ceremonia de Adrian. La multitud de personas se espesó mientras ella caminaba a su lado, su brazo se entrelazó con el de él mientras saludaban a la gente.
-Amelie. -Su madre la llamó, incluso si el padre de Amelie estaba junto a ella. Ana sonrió, besando su mejilla antes de volverse hacia su hijo. -Adrian.-
-Madre. -Adrian suspiró, envolviendo un brazo alrededor de su cintura mientras colocaba su cabeza sobre la de ella. Sus ojos parpadearon sobre el comedor. -Has hecho un trabajo extraordinario como siempre.-
-Realmente es hermoso. -Amelie le sonrió a su suegra, sus dedos tensos alrededor del cristal de burbujas en sus manos.
-Necesito una palabra, madre. -susurró Adrian en el costado de su cabeza, esperando que Amelie no la oyera, pero eso no era una ilusión del vil chico. Si había algo de lo que hablar cuando las personas cercanas a ti hablaban por ti, en lugar de hablar contigo, fue por casualidad.
-¿Parkinson se une a nosotros esta noche?.-
La respiración de Ana se atascó en la parte posterior de su garganta cuando hizo una mueca por lo que había dicho su hijo. Sus ojos verdes parpadearon sobre Amelie antes de que volviera a mirar a Adrian. -Hijo, tal vez esta no sea una conversación que debamos tener cuando tenemos compañía.-
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Cursed; Draco Malfoy |Traducción|
Fanfiction|Completa| Propiedad de: Juneekarl "¿Cómo es eso? ¿Que dos almas rotas encajan perfectamente en una?" --- EL CONTENIDO ADULTO ES POR QUE TIENE ESCENAS FUERTES, NO POR QUE TENGA SMUT. Una historia de amor de Draco Malfoy, Esta historia incluye conten...