Este capítulo contiene escenas de trauma emocional. Por favor lea con precaución.
-Arregla esto.-
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Los ojos de Amelie parpadearon entre los dos chicos. Ella no entendía nada de lo que estaba pasando.
¿Por qué Malfoy la llamaría Amelie después de que ni una sola vez la mencionara por su nombre de pila antes? ¿Por qué la miraría con ese pequeño brillo en sus ojos? ¿Por qué la miraría como si hubiera visto un fantasma?
Ella no podía envolver su cabeza alrededor de nada. Todo lo que quería era irse a casa. Solo necesitaba volver con Adrian. Esto no le parecía real, nunca estaría en la cama de Malfoy.
-¿Qué pasó?. -Gruñó Draco, moviendo la cabeza para mirar a Theodore. Era más una amenaza que una pregunta. -¿Por qué me acaba de llamar Malfoy?.-
Theodore tragó saliva, pero no temía el acto duro de Draco. Se sentía miserable, y ni siquiera los intentos del rubio de amenazarlo funcionaron en este momento.
-Hablaré contigo abajo, pero Amelie necesita descansar ahora mismo. -Theo asintió con la cabeza hacia ella, queriendo que Draco viera lo asustada que se veía y que no podían hacer esto frente a ella.
Los ojos de Draco se encontraron con los de ella de nuevo mientras ella se sentaba, con la columna contra la cabecera, las rodillas pegadas al pecho y los brazos envueltos alrededor de ellas. Ella nunca más descansó así. Lo sabía porque la hizo detenerse.
Amelie solo se sentó en esa posición cuando todavía estaba con Adrian, él se dio cuenta de que hacía eso con sus piernas y sus brazos cuando necesitaba hacerse pequeña, invisible, pero ya no tenía que hacer eso.
No con Draco.
Se detuvo cuando estaba con él, pero ahora, ahora ya no lo hacía.
Sus cejas se fruncieron levemente ante la mirada rota del chico de pie con su traje negro frente a ella. Su varita en su puño mientras sus mandíbulas se apretaban. -Regresaré. -murmuró antes de darse la vuelta apresuradamente, cargando a Theo en el hombro mientras salía furioso de la habitación.
Draco caminó todo el camino hasta la cocina, acercándose al gabinete de licores mientras sacaba una botella transparente.
No se molestó en verterlo en un vaso.
-Draco, querido. -jadeó Narcissa mientras caminaba tras él hacia la cocina, viendo como su hijo arrancaba el tapón y vertía el mordaz sabor del líquido incoloro por su garganta.
No formó una mueca. Simplemente se lo tragó todo antes de arrojar la botella al otro lado de la cocina, apoyando la espalda en el mostrador detrás de él.
Theodore cruzó la puerta y casi se estremeció por el sonido de cristales rotos. Lo miró directamente, entrecerrando los ojos verdes en los grises de Draco. -No vas a volver a verla hoy, no así, Malfoy.-
Draco se burló, inclinando su cabeza lejos de ellos mientras miraba por la ventana. -Esa no es tu elección...-
-Demonios. -dijo Theodore, mucho más alto. -Ella no recuerda ...-
-No...-Las mandíbulas de Draco se mantuvieron lo suficientemente afiladas como para cortar el papel, su piel enrojeció. -No te atrevas a decirlo.-
-¿Decir qué?. -Respondió Theodore. -¿La verdad? ¿Qué no puede recordar nada?. -Su rostro estaba tan frío como el de Draco, y las dagas disparadas entre ellos picaron.
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Cursed; Draco Malfoy |Traducción|
Fanfic|Completa| Propiedad de: Juneekarl "¿Cómo es eso? ¿Que dos almas rotas encajan perfectamente en una?" --- EL CONTENIDO ADULTO ES POR QUE TIENE ESCENAS FUERTES, NO POR QUE TENGA SMUT. Una historia de amor de Draco Malfoy, Esta historia incluye conten...