Thirty

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-¿Draco?

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Amelie Avery.

Habían estado tratando durante días y días de encontrar una manera de romper la barrera de sus recuerdos, pero nada.

No pasó nada, nada se derrumbó, nada.

Theodore mezcló cada fusión de pociones y hierbas que tenía y pudo encontrar, con la absoluta esperanza de que con un poco de magia, variada en el desorden de diferentes elementos, pudiera tener éxito.

Pero no lo hizo.

Nadie lo hizo.

Ni Theodore, ni Amelie, nadie.

Nadie más que Draco.

Él era el que sabían que tenía la posibilidad de escudriñar su mente. Él era el que sabía cómo hacerlo, pero Amelie se negó a dejar que Theodore se lo trajera.

-Creo que estás actuando de forma mezquina con esto. -murmuró Theodore desde la mesa de la cocina. Se sentó frente a donde solía sentarse Amelie.

-Quiero decir, si me dejas ...-

-No. -espetó ella, con la cabeza inclinada hacia un lado mientras su mano se apretaba alrededor del cucharón. -No quiero que lo traigas aquí.-

Con las manos de Theodore en el aire, entrecerró los ojos hacia ella. -Eso es lo que quiero decir con mezquindad. No hay ninguna razón para que actúes así. Él podría ayudarnos. ¿Puede encontrar a tu madre y tú simplemente te niegas? No entiendo.-

-No hay nada que entender, Teddy. No quiero. No quiero molestarlo. Estoy segura de que tiene asuntos mucho más importantes que atender que ayudarme a encontrar a mi madre. -Amelie resopló mientras seguía revolviendo la olla.

Ella le estaba preparando su sopa favorita, una receta que la madre de Theo le enseñó cuando era niña, pero incluso si ese paquete de ingredientes fuera una de las comidas más relajadas para cocinar, Theodore nunca se dio cuenta.

Y se negó a comerlo si Amelie no era la que lo preparaba para él.

-Pero ...-Theo se levantó, sus piernas se estiraron mucho frente a él mientras se inclinaba hacia atrás en su silla. -¿No era él quien quería encontrarla en primer lugar?. -

Amelie se congeló en sus acciones. Sus ojos se cerraron con fuerza por un mero segundo antes de abrirse de par en par de nuevo. En el intento de recoger su pensamiento.

No era que no quisiera, quería ver al chico rubio del que su mente no podía dedicar un momento de descanso, más que nada.

Su piel anhelaba la de él, su alma ansiaba la seguridad que él le traía, su mente anhelaba su comodidad.

Pero no la buscó.

Eso es lo único que seguía atormentando el placentero recuerdo de Draco. No vino por ella, y ahora, había pasado casi un mes, sin que él intentara encontrarla.

Si tan solo supiera que el chico que sus pensamientos siempre lograban tocar, la buscara por todas partes.

-Lo estaba. -dijo Amelie, brevemente, antes de tomar el cuchillo. Empezó a cortar las zanahorias, una tras una.

-Entonces cuál es el problema, Amelie. Sé que hay algo que me estás ocultando. ¿Qué es? ¿Hiciste algo? ¿Viste algo?.-

Ella se quedó callada, y Theodore, como el chico que solía ser, tomó su silencio como un claro que sí.

Cursed; Draco Malfoy |Traducción|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora