Sixty-Five

709 82 30
                                    

-Nadie me salvó hasta que tú lo hiciste.-

---

La angustia seguía ahogándose a su alrededor. Draco se vio envuelto en una batalla caótica entre querer salir de la casa y quedarse quieto con Amelie. No sabía qué era lo mejor.

Se estaba hundiendo tan bajo la superficie en la ausencia de ella que no sabía si alguna vez volvería a salir. Estaba constantemente enterrado en la pérdida de ella.

Fue difícil conciliar el sueño, despertar cuando finalmente encontró un momento de descanso porque soñaba, y siempre soñó con ella. No quería dejar ese lugar protegido y seguro en su mente.

Draco quería estar allí con ella. En su mundo de imaginación, donde pudo amarla libremente, incondicionalmente sin ser cuestionado jamás. La sintió a su lado, su piel rozando la suya por la noche, pero no era lo mismo.

Ella estaba aquí, pero no lo estaba.

Le dolía tremendamente, tanto que se había puesto la temperatura más cálida en la ducha, casi quemándose la piel solo para sentir algo, pero ni siquiera eso provocó que el rubio se pusiera en sintonía con sus emociones.

Él era un desastre sin ella.

No era humano sentirse así. Tenerla tan cerca, todavía con tanta distancia entre ellos.

Draco se dio la vuelta, enfrentándola en la oscuridad mientras observaba con el pequeño destello de luz de la luna iluminando la habitación, cómo su pecho subía y bajaba. Se sentía como si fuera todo lo que podía hacer, asegurarse de que ella todavía estuviera respirando.

-Te extraño. -susurró, pasando la punta de sus dedos por su brazo. -Es algo que nunca pensé que le diría a nadie, pero lo hago ..-La piel de gallina que cubría su piel causó una leve arco en la esquina de su boca. -Te extraño.-

Respiraba levemente, sintiendo náuseas por la pérdida de ella. -Tengo pesadillas otra vez. -le confesó a su yo inconsciente. Nunca habló de sus sueños.

-Tengo pesadillas otra vez, y realmente podría necesitarte ahora mismo. -le dolía el corazón, el dolor corría por sus venas. -Necesito que alivies mi dolor como siempre dijiste que alivié el tuyo.-

Él todavía, en algún lugar de la constante incredulidad de que ella no se había despertado, esperaba que ella le respondiera, incluso si sabía que no lo haría. Era como si una parte de ella, viviendo dentro de él, mantuviera vivo ese deseo.

-Necesito que alivies mi dolor, Amelie. No sé...-

No quiso hablar. No sabía qué decir porque no quería molestarla, pero sentía que podía ser honesto con ella. Como si pudiera decir su verdad y ella nunca lo juzgaría.

Amelie nunca lo hizo. Ella nunca lo consideró por lo que era. Nunca habló mucho sobre eso, no se abrió con nadie sobre los oscuros secretos que llevaba, pero aún entendía que ella lo veía.

Que ella era más que consciente de lo que él había hecho y de quién era, pero aún así se preocupaba por él. Amelie era así de sabia. Ella no condenó antes de escuchar y conocer la brutal verdad.

Ella nunca lo responsabilizó por lo que hizo en su ausencia y antes de conocerlo. Ella lo conocía, y tenía la realidad de que él era el chico que era, pero no lo presionó, ni una sola vez.

Tenía tanta gracia por estar tan angustiada como ella. Ella era un ángel que vivía en el infierno de todos los demás, y Draco nunca podría compararse con eso, sin embargo, pudo entenderlo.

Nunca pudo comprender cuán desinteresada era ella, cuánto ponía a todos los demás por encima de sí misma, sin importar cuán pecadores parecieran ser. Su corazón era gentil, tan suave que constantemente se derretía ante el cariño de las personas que la rodeaban.

Cursed; Draco Malfoy |Traducción|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora