Fifteen

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-Yo te extrañe mas.-

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Amelie Avery.

Sus puños chocaron repetidamente con la puerta mientras sus palmas golpeaban con rudeza la madera en un intento desesperado de forzarla a abrirla; ninguno de los hechizos que intentó lanzar funcionó porque él era más avanzado que ella.

Draco conocía tipos de magia. Ella no lo hacía.

-Ayuda. -gritó cuando la nota en su tono bajo se rompió ligeramente en desesperación. Por favor, que alguien me deje salir.-

Nada. No había un estudiante, maestro o fantasma presente para dejarla salir del salón de clases que Draco la había encerrado dentro. Sus venas se hinchaban de pánico cada vez que su mente pensaba en él y en lo que le haría a Blaise.

Qué molesto y extrañado por su propio temperamento estaba cuando salió furioso, pero incluso si ella quería hacer algo, para evitar que el chico rubio lastimara a su amigo, no tenía ninguna posibilidad de hacerlo.

Amelie resopló. Se pasó los dedos por el pelo y dio un paso atrás mientras intentaba renunciar a la posibilidad de escabullirse hasta que él regresara.

Ella no podía creerle, que él haría esto, que sellaría la puerta con su magia, pero eso tampoco era algo extraño para ella, porque él había observado su mente, estudió cada pensamiento y a través de ella eso, sin duda conocía a Amelie mejor que ella misma.

Se sentó en una silla, con los codos pesados ​​sobre el escritorio, y suspiró de nuevo. Amelie permaneció allí, por lo que parecieron horas, aburrida de su propia mente, con el único sonido que la rodeaba era el tic-tac del reloj, pero apenas eso atravesó sus sentidos mientras se acostumbraba.

Sus ojos se movieron más que pesados ​​mientras descansaba la cabeza en sus brazos, casi se queda dormida antes de retroceder, sacudiéndose de la silla cuando el chico abrió la puerta de par en par. -Ahí estás.-

La cabeza de Amelie se sacudió y respiró hondo cuando la somnolencia la inundó. -¿Theodore?. -Prácticamente bostezó. Sus nudillos se frotaron contra sus ojos antes de que ella le devolviera la mirada. -¿Cómo hiciste...-

-No importa. -murmuró, y parecía visiblemente molesto. No la miró como solía hacerlo. Sus ojos se encontraron con los de Amelie por un segundo antes de destrozarlos. -Deberíamos ir ...-

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Pasaron los días sin que ella viera a Draco. La constante sensación de que él la ignoraba hizo que Amelie creyera que había hecho algo mal. Ella podía decir que lo hizo, y eso no le molestaba, él era libre de hacer lo que quisiera, pero la sensación que logró arrastrarse debajo de su frágil piel era la verdad donde él no le había dado una razón de por qué se quedó cerca de ella.

Simplemente lo hizo, sin siquiera una palabra.

Sus ojos se movieron rápidamente sobre su mejor amigo. Su mano descansaba sobre la mesa mientras masticaba los últimos trozos de almuerzo. -¿Cuándo volverá Adrian?. -Preguntó, estirando los dedos para tomar un sorbo de jugo de calabaza.

-No lo sé, él estaba... -Amelie se encogió de hombros, sosteniéndolo mientras pensaba en él  cómo se suponía que la paz que sentía estas últimas semanas terminaría pronto. -Se suponía que regresaría ayer. -

Theodore asintió en silencio, mirando por encima del hombro para mirar a la chica sentada junto a los chicos de Slytherin. -¿Sabemos algo más sobre Pansy?. -Voltearon a  ver a Pansy, cómo se sentaba completamente aturdida junto a Blaise, cómo no hablaba con nadie.

Cursed; Draco Malfoy |Traducción|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora