Thirty-two

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-Quería verte.-

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Amelie estaba asustada, aterrorizada al enfrentarse a sus ojos grises que constantemente perseguían su mente agotada.

Porque lo hicieron. Cada vez que su alma ansiaba una pizca de paz, pensaba en esos ojos grises.

Sus ojos grises.

Las rodillas de Amelie se sentían más que débiles debajo de ella. Apenas podía mantenerse erguida sobre sus pies mientras lo veía acercarse. Se sentía como si estuviera soñando.

El aire en sus pulmones se tensó mientras contenía la respiración. No podía decidir si creer si esto era real o no, si él realmente estaba aquí, parado frente a ella.

Pero lo es. Esto es real. Draco estaba aquí, y justo cuando se acercaba a ella, podía sentir las gotas de la naturaleza cayendo suavemente sobre su frágil piel.

Olía a lluvia.

Él siempre traía la lluvia, y Dios, cómo se la había perdido.

Draco se mantuvo a solo unos centímetros de ella. Era como si tuviera miedo de dar otro paso, como si no quisiera invadir su privacidad y su propio espacio más de lo que ya lo había hecho.

-Amelie. -Su voz severa. -Háblame de tu libro favorito.-

Su cabeza se sacudió, sus dedos entrelazados. No podía creer lo que estaba mirando.

Él estaba aquí.

Él estaba de pie junto a ella, y su respiración quedó aireada. -Yo no... -ella susurró, manteniendo sus ojos fijos en los de él.

No pudo evitar notar cuánto había cambiado. Cómo su cabello era más largo: los mechones rubios caían elegantemente sobre su frente y los círculos malva debajo de sus ojos se desgarraban en la piel pálida.

Parecía exhausto, casi golpeado dentro de las paredes de su mente.

-¿Qué estás haciendo aquí?. -Su cabeza se rompió, mirando por encima del hombro, solo para ver a Theodore todavía de pie en la cocina. Le dio una sensación reconfortante, saber que él estaba cerca.

La cabeza de Draco se ladeó, soltó un profundo suspiro mientras la miraba, casi había olvidado lo hermosa que era, cómo su cabello se envolvía alrededor de su rostro, cómo su piel se veía suave como la seda, lo tranquila que parecía.

La última vez que la vio, y todas las veces antes de eso, estaba obsesionada por el recuerdo de su pasado, y todavía lo estaba, pero esto no era lo mismo.

Ella miró en paz.

Sus manos se metieron en el bolsillo de su abrigo mientras mantenía sus ojos en los de ella. -Quería verte. -murmuró Draco. Sintió que le dolían las venas, porque ella estaba tan cerca de ella, pero tan lejos.

-¿Querías verme?. -Sus cejas levantadas, sus brazos cruzados sobre su pecho. -Ha sido un...-

-Mes. -Terminó por ella, una mirada de culpa se apoderó de él. -Sé exactamente cuánto tiempo ha pasado.-

Amelie se sintió tragar saliva. -Entonces, ¿por qué ahora?.-

Draco no sabía si debía decirle la verdad, que la había estado buscando por todas partes durante todo ese tiempo.

No quería exponerse así. No quería que ella supiera lo desesperado que había estado por encontrarla.

Observó cómo sus ojos se arrastraban por la cabaña y cómo su mente parecía estar en otra parte.

Cursed; Draco Malfoy |Traducción|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora