Forty-Nine

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-No te muevas.-

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Amelie exhaló, casi aliviada, cuando sintió sus labios colocando besos en la parte posterior de su cuello. El brazo de Draco alrededor de ella se tensó en el instante en que la sintió moverse, el segundo en que comprendió que estaba despierta.

Ella no dijo una palabra mientras gentilmente, en las primeras horas del amanecer, se dio la vuelta para mirarlo. La piel de Draco se sintió caliente contra la de ella cuando cruzó la pierna sobre la de él entre las sábanas.

No pudo evitar sentir los escalofríos mientras recorrían su espalda. Tuvo este sueño, esta imagen de alguien mirándola mientras dormía, y se sintió más que real. Le molestaba la sensación de que alguien la miraba en la noche.

Amelie estaba callada. Los ojos de ella parpadearon sobre sus suaves rasgos mientras él la miraba con la misma ternura. Su respiración tenía un sabor dulce en sus labios mientras la arrastraba aún más cerca, bloqueando los centímetros de espacio que quedaban entre ellos.

-Buenos días. -La voz del rubio se mantuvo ronca, casi como si estuviera gruñendo. -¿Cómo dormiste?.-

Los brazos de Amelie se deslizaron por debajo de su cuello, y sus dedos se cerraron detrás de él mientras besaba suavemente su barbilla. -¿Dormí bien, tú?. -Su nota en un susurro.

Draco simplemente tarareó en respuesta, sus labios presionaron contra su frente mientras envolvía sus brazos alrededor de ella, y en un movimiento rápido, ella estaba sentada a horcajadas sobre él.

-Draco... -Amelie sonrió tímidamente al rubio sorprendida por lo que hizo.

-¿Amelie?. -Él arqueó una ceja, intentando reprimir la sonrisa que sintió curvarse.

Ella puso los ojos en blanco y las manos de él estaban grandes sobre su cuerpo; no llevaba más que ropa interior, y la forma en que sus ojos se mantenían pegados a los de ella para no mirar hacia abajo a su pecho desnudo la ponía nerviosa.

Amelie se inclinó, sus labios en los de él mientras él la soltaba y se apoyaba más contra la cabecera, y ni siquiera un segundo después, sus manos estaban de vuelta sobre su suave piel mientras las de ella pasaban por los mechones rubios de su cabello.

-Tengo...-Draco trató de hablar entre besos. -Tengo negocios...-

-Mhm. -las puntas de sus dedos se arrastraron sobre su pecho mientras su mano se movía hacia su cuello, manteniéndola en su lugar, manteniéndola firme encima de él. -Entonces deberías irte, ¿no?.-

Draco se burló en sus labios entreabiertos antes de que ella se alejara lentamente. Sus ojos encontraron los de él de nuevo mientras sostenían una mirada agonizante. -Tengo que hacerlo.-

Amelie se dio cuenta de que él no quería, habría hecho cualquier cosa para no dejarla esta mañana.

-Lo sé. -susurró de nuevo, sus dedos se arrastraron sobre sus hombros y su frente cayó sobre su hombro.

Amelie lo abrazó lo más cerca que pudo, durante minutos en silencio antes de que tuviera la intención de apartarse de él, para permitirle irse, pero en el mismo instante en que intentó hacerlo, mientras sus rodillas se soltaban del colchón, él una vez más, les dio la vuelta.

Su columna vertebral golpeó las sábanas mientras un chillido escapó de su garganta a causa de ello.

-Draco... -Amelie se rió entre dientes, sus brazos alrededor de su cuello mientras él se sumergía en el suave y reconfortante punto justo en el medio de su hombro y clavícula. Le encantaba besarla allí, justo donde estaba su pulso.

Cursed; Draco Malfoy |Traducción|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora