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-Solo nuestro.-
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Amelie miró a Draco, aterrorizada y con los ojos muy abiertos. No pudo pronunciar una palabra durante unos minutos, pero a ella le parecieron horas. Se sentía como esas semanas que se lo había ocultado.
No dijo nada. Él simplemente la miró. Directamente a sus ojos. En su alma, y clavó algo allí. Un pedazo de sí mismo. Un pedazo de él. Paz. Él puso su paz con ella, esperando que fuera suficiente para protegerla. Protégelos a ambos. Ella. Su Amelie y su bebé. Pero no lo dijo. No lo dijo. Solo lo decía en serio.
Ella podía sentirlo. Ella siempre podía sentirlo. Amelie sintió cómo les dio lo último de su alma, cómo le concedió todo lo que quedaba de él. Todo menos los pecadores que seguían dándole un festín.
-Draco ...-Dijo ella, tan tranquilamente que él apenas lo entendió. -Por favor, di algo.-
No lo hizo. Malfoy tragó saliva mientras envolvía la mano que aún sostenía el anillo alrededor de su cuello, y empujó sus labios hacia su frente. -Te amo. -susurró.
-Por favor. -le suplicó. -Por favor, no te vayas.-
Sellando sus ojos y respirando la calma que ella traía, antes de que él la soltara por completo y se fuera. Dejándola llorando detrás de él.
Draco no podía verla así. No podía mirarla cuando lloraba, cuando estaba parada frente a él cargando a su hijo. No podía soportar hacerle eso a ella. Cómo se despreció tan desesperadamente a sí mismo en ese momento.
Él le hizo eso a ella. Se instaló dentro de ella, y ahora era más vulnerable que antes. La puso en riesgo. Había pasado casi dos años protegiéndola. Protegiéndola de todo lo que pudiera, solo para ser su absoluta perdición.
Creyendo que la había arruinado, se odió a sí mismo. No podía hacerle esto, no a ella.
-Draco... -Narcissa lo llamó mientras pasaba junto a ellos, dirigiéndose al sótano donde había estado encerrado durante semanas. Podía escuchar lo enfurecido que estaba por los pasos que estaba dando. -¡Draco, querido!.-
Ya se había ido, bajó las escaleras como un rayo, llegó al piso inferior y tiró de la puerta. Estaba bloqueada. La puerta estaba cerrada y no tenía su varita. Lo había dejado arriba con ella. Ella. Él le falló.
Malfoy estaba enojado. Tan enojado que solo hizo falta tres botas con el pie para hundir el metal.
La abrió. Dejándolo destrozado cuando cruzó la entrada. No escatimó ni un segundo. Fue derecho a la silla, a la mesa, a las cadenas. Lo rompió todo en pedazos. Lo arrojó mientras se destrozaba a lo largo de las paredes.
Lo sacó todo en esa habitación, una y otra vez hasta que cayó de rodillas. Su pecho palpitaba. Subiendo y bajando incontrolablemente. Draco usualmente tenía el control. No lo hizo ahora. No tenía ningún dominio sobre sí mismo, y antes de saber lo que estaba sucediendo, gritó.
Gritó tan fuerte que las rocas que cubrían las paredes temblaron. El suelo vibró. El se rompió. Se rompió y se rompió y se rompió de nuevo.
Él la arrasó. Él la destruyó. Él la arruinó.
Ella estaba atrapada con él por la eternidad ahora. No es que no lo quisiera. Él lo hacía. Si había algo que Malfoy alguna vez quiso en esta vida, fue una vida con ella. Lleno de ella. Lleno de ellos. Él y ella se mezclaron y fusionaron. Quería que ella llevara a sus hijos. Quería que ella los tuviera, que los tuviera con ella.
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Cursed; Draco Malfoy |Traducción|
Fanfiction|Completa| Propiedad de: Juneekarl "¿Cómo es eso? ¿Que dos almas rotas encajan perfectamente en una?" --- EL CONTENIDO ADULTO ES POR QUE TIENE ESCENAS FUERTES, NO POR QUE TENGA SMUT. Una historia de amor de Draco Malfoy, Esta historia incluye conten...