- Mientras hacías quién sabe qué, una pequeña y molesta carnera perdió su vida. -Grayson mostraba sus manos frente a Xayah, manos ensangrentadas acompañadas de una sádica sonrisa de niño-. ¿Qué harás ahora? La niña linda está muerta.
En el aire se sentía un olor fuerte y extremo a miel. Ese olor llegó a su nariz, luego mirando a su alrededor se dio cuenta de la verdad.
- Tienes que estar mintiendo. -Rechazó la idea.
- Ella está en mi estomago. -Repitió convencido.
- Mientes... Esa puerta, cruzaste por esa puerta... -En la reja habían marcas de sangre-. Esa da al basurero de la estación del tren... -Luego lo miró-. La cantidad de sangre en tus manos y camisa no es tan grande como para haber devorado a alguien entero... ¿Qué hiciste con los cuernos?
Grayson tragó saliva viéndola intrigado.
- Hmm... -Pensó un poco la dirección y el olor a piel humectaste-. Está viva, la tienes capturada, ¿Verdad? Por eso tienes esa sangre, la heriste y quieres engañarme... ¡Pero no voy a tolerar que lastimes y menos que me engañes!
Se puso en posición de ataque, lista para pelear contra él, como era aquel acuerdo.
-¡Ven! ambos somos criaturas similares, prácticamente locos por la carne.
- No me pongas a tu nivel.
Xayah, ya sea que nos protejamos entre nosotros como especies pacificas de antes, hay una diferencia descomunal en nuestra fuerza...
Grayson se lanzó sobre ella, un zarpazo fue esquivado por ella agachándose. Su agilidad compensa su tamaño, pero no por mucho. La abrazó directamente de la cintura incrustando sus dientes en su torso. Su dentadura afilada acariciaba su piel como los cuchillos afilados de sus plumas.
.... Nace de nuestra soledad...
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¡Qué comience la matanza!
- Es un estomago... algo duro. -Decía entre dientes saboreando el torso de la vastaya mientras esta luchaba por no tocar el suelo.- Tu carne y sangre serán mas que suficientes para purgar mi soledad.
Xayah tosía y gemía del dolor. Pero de algo estaba segura, era que no perdería... ¡No permitirá que el impostor sea un vencedor!
Un grito contra-diciente se escucha al luchar. Un chirrido femenino.
