[20] Al Señor únicamente clamaré

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Por qué han de preguntarnos los paganos: <<¿Y dónde está su Dios?>> Nuestro Dios está en los cielos, y él hace todo lo que quiere hacer. Los de de ellos son de oro y plata; son producto de la mano del hombre. Tienen boca, pero no hablan; tienen ojos, pero no ven; tienen orejas, pero no oyen; tienen narices, pero no huelen; tienen manos, pero no palpan; tienen pies, pero no caminan; ¡de su garganta no sale ningún sonido! ¡Iguales a ellos son quiénes los fabrican, y todos los que en ellos ponen su confianza!.

-Salmo 115:2-8-

Capítulo 20: Al Señor únicamente clamaré.

La campana ya había sonado indicando que los alumnos ya debían de retirarse a sus hogares. Algunos de los jóvenes se encontraban en el estacionamiento del colegio esperando a que algún familiar los viniera a buscar, no era el mismo caso de Micaela ya que ella se debía ir a su casa a pie ya que su padre aún estaba en el trabajo. La chica tenía cierto dinero en efectivo en su mochila, así que lo tendría que utilizar para tomar un autobús que la dejaría a unas cuadras de su casa. Micaela no sentía mucho agrado en ir a su casa en bus, pero tenía que hacerlo ya que no se quería exponer tanto a los rayos solares.

—¡Micaela! —la voz de Junior llamó la atención de la chica, así que ella detuvo sus pasos y luego volteó para mirar a su amigo y notar que venía con una chica tomados de las manos.

—¿Sucede algo, Junior?.

—Sí, quería presentarte a Flor. Ella es la chica de quien te platiqué. Quiero que le digas en persona que entre tú y yo no hay nada.

—Junior, ya hablamos de esto. Mejor olvidemos todo y sigamos nuestra amistad sin confundir nada —le pidió Flor al chico.

—Flor, él no te está mintiendo. Yo aclaré en mi perfil de facebook que entre Junior y yo no ocurrió nada. Sólo somos amigos nuevamente pero nada más. Todo fue un chisme mal contado de esa tonta página que quiso hacer una broma de mal gusto. Te aseguro que Junior no es una mala persona. Créeme que no encontrarás a un mejor chico como él.

—En serio créeme, Flor. Jamás estaría jugando contigo. Te quiero mucho, y lo sabes. No dejemos que los rumores tóxicos arruinen nuestra amistad —comentó Junior sonando muy sincero en sus palabras.

Flor se quedó un tanto pensativa sin más nada que decir. Sus suspiros eran tan evidentes que hacían que Junior pensara en esa posibilidad de que ella entendiera claramente lo que estaba sucediendo.

—Okay, te creo.

—¡Gracias, gracias, gracias! —expresó Junior muy contento mientras cargaba a Flor por sus muslos y giraba a su alrededor dejando que Flor emitiera muchas risas. Al bajarla ambos quedaron mirándose fijamente a los ojos, notando una obvia conexión entre los dos.

—Okay, yo mejor los dejo solos para que sigan celebrando su amistad. Hasta luego —informó Micaela alzando ambas de sus cejas.

—¡Espera! —la detuvo Junior por un brazo —Gracias por ayudarme.

—No es nada, Junior. Eres mi amigo, sabes que te ayudaría en lo que quieras.

—¿Te vas a ir en autobús hasta tu casa?.

—No me queda de otra. Aunque no me guste la idea tengo que hacerlo. Papá aún está trabajando y no me puede venir a buscar.

—Si pudiera te acompañara, pero tengo que ir con mi hermana a la casa de mis abuelos en unos minutos.

—Tranquilo, no pasa nada. Será para después. Nos vemos luego, amigo —se despidió Micaela al darle un beso en su mejilla a Junior —. Fue un gusto conocerte, Flor.

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