[30] Un mal pastor

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Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, huye y abandona las ovejas cuando ve venir al lobo, y el lobo las arrebata y las dispersa. Al que es asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor. Yo conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí, y yo conozco al Padre; y yo pongo mi vida por las ovejas.

- San Juan 10: 11-12-13-14-15 -

Capítulo 30: Un mal pastor.

Lucas iba en camino a la cancha. Su corazón aceleraba un poco, y sus ganas de reír se hacían presentes. Se sentía muy emocionado al querer darle la respuesta al director y al entrenador, así que sus piernas se movían lo más rápido posible mientras esquivaba a algunas personas que se atravesaban en su camino.

Al llegar dirigió su mirada a las gradas, donde se encontraban el director junto con el entrenador. Ambos hablaban entre ellos, aún esperando a que Lucas apareciera. Al notar que el chico venía hacia ellos junto con Derek se extrañaron, ya que no se esperaban que Derek estuviera presente en la conversación.

—¿Estás seguro que el director y el entrenador quieren hablar conmigo? —preguntó Derek mientras le seguía los pasos a Lucas —En sus rostros reflejan otra cosa.

—Cálmate, deja todo en mis manos.

—Lucas, no pensamos que vendrías acompañado de Derek —dijo el entrenador al cruzarse de brazos.

—Saludos cordiales para ustedes también —dijo Lucas —. Quise traer a Derek porque justo mi respuesta tiene que ver con él.

—¿Respuesta? —preguntó Derek sin entender lo que estaba sucediendo.

—Sé más claro, Lucas. ¿Qué decisión tomaste? —le preguntó el director.

—No acepto ser el capitán del equipo de fútbol. Sería muy mal de mi parte ser el capitán cuando apenas ingresé al equipo hace pocos meses. Por lo cual pienso que el candidato perfecto para ser el capitán es Derek.

—¿Qué? —Derek aún estaba confundido por todo lo que estaba sucediendo.

El director y el entrenador compartieron miradas y luego asintieron con la cabeza, entendiendo que ambos estaban de acuerdo a lo que se estaba planteando.

—De hecho, Lucas, nos parece una buena idea. Estuvimos pensando hace un momento y quizás nos apresuramos al querer que tú fueras el capitán del equipo. Estamos seguros que nadie de los muchachos lo aceptaría por el corto tiempo que llevas en la cancha —informó el director —. Me parece una idea muy sabia de tu parte.

—Gracias, director.

—¿Y tú, Zuleta? ¿Aceptas ser el nuevo capitán? —le preguntó el entrenador a Derek —Tienes años en el equipo. Conoces cada movimiento y comportamiento de tus compañeros. Eres muy bueno como arquero, y has dado buen ejemplo de disciplina. ¿Qué opinas?

Derek no sabía qué decir. Todo había sido una inesperada sorpresa para él. Jamás se imaginó una noticia como la que le acaban de decir. Su mirada viajó por Lucas hasta llegar al entrenador. Una sonrisa se hizo mostrar en su rostro y luego la alegría lo invadió.

—Sí, acepto ser el nuevo capitán del equipo —respondió Derek con mucha seguridad.

—Entonces felicidades. Sé que harás un buen trabajo, Derek —dijo el director al estrechar su mano con la de Derek —. Esperemos que al equipo le guste también la desición.

—Muchas gracias, director.

—Bueno, nos vemos luego. Tengo más cosas por hacer, pero me alegro que ya tengamos un nuevo capitán —se despidió el director para luego marcharse poco a poco de la cancha.

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