[34] Corrección

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El que retiene el castigo, aborrece a su hijo; el que lo ama, a tiempo lo corrige

-Proverbios 13:24-

Capítulo 34: Corrección.

Benjamín llegó a su casa muy molesto. Cerró la puerta de la entrada con mucha fuerza y luego caminó hasta su cuarto con el enojo brotando por todo su cuerpo. Lanzó su mochila a un lado del cuarto y luego emitió un grito de rabia mientras se pasaba sus manos por sus cabellos con mucha frustración. Las palabras de Antonieta ciertamente habían tocado su corazón, y de cierta forma sentía vergüenza por lo que había hecho. Él le prometió a Antonieta que nunca revelaría el secreto de la chica por la buena amistad que ambos tenían, pero por sus celos e imprudencia logró decírselo a Uziel para que el rubio se sorprendiera de lo que Antonieta había hecho en el pasado.

—Definitivamente me comporté como un tonto. Debí de haberle dicho algo para que supiera que conmigo no se puede meter —decía Benjamín con mucha molestia mientras caminaba de un lado a otro por su cuarto.

—¿Estás bien, Benjamín? —preguntó su mamá al asomarse por un lado de la puerta.

—¡Fuera de mi cuarto mamá, no quiero hablar con nadie! —gritó el chico con mucha rabia en su voz.

—No me hables de esa forma, respétame porque soy tu mamá —le pidió su madre al entrar por completo al cuarto y acercarse hasta él.

—Una mamá que ni sabe lo que hace.

—Definitivamente me faltó más corrección contigo. Te estás comportando peor que nunca.

—¿Por qué no te vas a beber alcohol? Así me agradas mejor.

—¡Respétame! —pidió nuevamente su mamá, pero esta vez dándole una bofetada fuerte en la mejilla izquierda —Cuando te pregunto algo es porque me preocupo, no es para que me respondas de esa forma tan grosera.

—Estoy harto de ti. Me tienes cansado con tus reproches —confesó Benjamín entre dientes para luego cambiarse de camisa y luego tomar su celular.

—¿A dónde vas?

—A un lugar donde consiga paz. Aquí me asfixio contigo reprochándome —informó el chico para luego salir rápidamente de su cuarto mientras su madre lo seguía desde atrás pidiéndole que se quedara para hablar, pero en menos de diez segundos ya Benjamín se encontraba caminando afuera de la casa a pasos apresurados sintiendo como su sangre hervía de molestia.

Todo ya estaba por salirse de control, y el siguiente paso sería peor que los que ya el chico había dado.

Con mucha molestia e insultándose a sí mismo se encontraba Uziel al entrar a su casa y dirigirse a su habitación, donde pudo lanzar su mochila a la cama y luego disponerse a mirar su celular pensando en la opción de escribirle un mensaje a Antonieta para pedirle perdón por la actitud que había tenido, pero a la final terminó lanzando su celular a la cama para luego pasar su mano derecha por su rubio cabello en señal de frustración sin saber qué hacer para que Antonieta lo disculpara por su actitud.

—Hijo, te escuché llegar, ¿todo bien? —preguntó su mamá al ingresar al cuarto.

—No, todo está mal. Creo que no debí decirle nada a Antonieta, ahora ella no quiere saber nada de mi.

—¿Otra vez esa muchacha? ¿Ahora qué pasó?

—Le dije algo que la hirió, pero se lo dije porque estaba molesto. Tocó una parte de mi vida que... No me gusta recordar. Ahora no quiere saber nada de mi.

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