[79] Antonieta: Mansedumbre

112 19 45
                                    

Si en momentos difíciles te rindes, muy limitada es la fuerza que tienes.

Proverbios 24:10

Capítulo 79
Antonieta: Mansedumbre.

Antonieta Galbán.

   Me parece curioso que muchas personas piensan que nosotros los cristianos no podemos molestarnos y tampoco bromear. Es increíble que tengamos que ser una piedra, sin sentimientos y emociones en esta vida, cuando vivimos en una cotidianidad que nos hace salir de nuestros pensamientos espirituales en algunas ocasiones. Sé que no es correcto ceder a los deseos de la carne, aquellos que únicamente quieren desviarnos de Jesús; pero tampoco podemos hacernos los más perfectos ya que tenemos errores. Somos humanos, y padecemos igual que cualquier persona.

   Me canso, porque me fatigo; grito, porque me duele; lloro, porque me entristece o me molesta; me río, porque siento alegría; me enfurezco; porque no me gusta la injusticia. Soy una persona más en este mundo que padece y crece; pero que quiere la salvación de su alma.

   Me he encontrado con personas que se burlan de mi fe. Personas que con un solo suspiro que yo haga ya están señalándome y sacando su dedo acusador para decir que yo no soy realmente cristiana. Sí, sé que muchos cristianos también hacen ese tipo de señalamientos; pero eso puede cambiar si nosotros empezamos dando el ejemplo.

   ¿Quieres una vida mejor? Pues empieza contigo mismo.

   ¿Crees que los cristianos somos unos falsos que sólo buscamos buena apreciación? Pues entonces demuestra que tú puedes ser un cristiano totalmente perfecto.

   ¿No quieres ser cristiano para no estar sujeto a un libro que menciona lo que es bueno y malo para Dios? Okay, entonces demuestra qué es lo bueno y malo según tu vida. Eso que demuestres tendrá fruto, y de alguna forma tiene que ayudar al alma de las personas.

   Yo crecí con padres cristianos, aquellos que siempre llevan a sus hijos desde pequeños a la iglesia. Siempre he creído en Dios; pero buscaba la forma de creer en él a mí manera y según mis gustos. Al crecer fui desarrollando nuevos hábitos en mi vida, los cuales no me llevaron a nada bueno. Yo era como una de esas muchachas que les gusta las fiestas, bailar y beber. Yo me creía que me estaba comiendo al mundo; pero el mundo poco a poco me estaba comiendo a mi. Estuve de novia con varios chicos; pero era sólo para obtener caprichos que ellos me concedían. Esos muchachos con los que estuve de novia buscaban siempre lo mismo: sexo.

   Y pues sí, esta es la verdadera historia de mi vida.

   Caí en los encantos de Ricardo, el novio de mi mejor amiga. No sé cómo pasó, pero a la final sucedió. En una noche de fiesta estuvimos bailando, y entre muchos acercamientos y miradas no pudimos detener la química que se estaba produciendo entre nosotros. Cuando estuve con él fue mi primera vez, y jamás pensé que caería tan fácil en los encantos de un chico. Siempre me hacía la dura frente a los demás chicos; pero frente a él fue diferente. La química y lo prohibido nos gustó tanto que no parábamos de encontrarnos para tener nuestros momentos a solas, y no niego que después de hacer nuestras locuras ambos nos sentíamos mal por Paola. Estábamos jugando con ella, mientras ella se imaginaba un mundo feliz en su vida amorosa con Rodrigo y su vida amistosa conmigo.

   No me disgusta cuando a las personas que les cuento esta historia se sorprenden, ya que es normal que reaccionen así porque nunca han pensando esto de la chica dulce y amorosa que ven ahora en mi. Agradezco a Dios cuando me topo con personas que han podido ver mi cambio, como por ejemplo mi hermana. Cuando ella vino a visitarnos no dejaba de decirme que estaba sorprendida por el cambio que yo había tenido, hasta en mi forma de hablar. Recuerdo que lloró conmigo en mi cuarto cuando le confesé que me hacía cortaduras en mis muslos por el dolor y la culpa que estaba sintiendo, a tal punto que hasta quise acabar con mi vida. El suicidio fue una salida rápida que permanecía una y otra vez en mi cabeza, era algo que no podía dejar de pensar. Los demonios me invadían por las noches, y por las tardes tocaban a la puerta de mi corazón para llenarlo de más odio hacia mí misma.

Relaciones de adolescentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora