Capítulo 3

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—Eso no se hace Ariel— la reprendí cargando al cachorrito. — enserio lo lamento tanto Weisz — lo que me faltaba, mi bendición me hacia hablar con la persona que menos quiero dirigirle la palabra.

Fui rápidamente por un trapo de agua y jabón de la cocina —Creo que a tu perrihija, le gustan mis zapatos — comentó Zaid con ironía comenzando a limpiarse el zapato.— tranquila, esta bien—

—Ariel no suele ser así— habló James algo divertido con la situación jugando con mi el perrito.

Nuestras miradas se conectaron, ahí estaba esa mirada que me encantaba descifrar.  Por unos segundos solo importaba la mirada de Zaid y la mía, hasta que desvíe la mirada.

La visita de James fue rápida, solo estuvo media hora. El arcángel siempre había tenido curiosidad de cómo era una manada de lobos. Había aprovechado para sacar a Ariel a que hiciera sus otras necesidades afuera, me lleve una bolsita de plástico, era responsable.

—Nos vemos en unos días Minita— dijo el arcángel antes de emprender vuelo a la ciudad celestial. — te extrañare — beso mi frente y lo abrace. — cuida a nuestra Ariel—

—Lo hare James, lo hare — divertida cargo a la perrita, el arcángel le acarició la cabecita y se fue volando. "¿Algún día volare como él?" Aún no sabía los alcances de la poción.

Así que volví adentro con mis padrinos y padres.

—Si Romina, Norte está considerando ascenderte de puesto, llevarte a otra división —  hablaba mi padrino con una sonrisa—supe que compraste casa, en la ciudad celestial.

—La verdad, ya no quería estar de estorbo en casa de mis abuelos, ellos necesitaban su privacidad —

—Estoy segura que ellos no te considerarían así — me decia maternalmente Greta, mi madrina traía cargada a Ariel — aunque tú también necesitabas espacio—

—La verdad si, necesitaba mi privacidad — confesé para mis padrinos, mientras ayudaba a mi mamá con las tazas de té para todos. Estaba tan entretenida con la platica de los 4 que empecé a sentirme mal de pronto, me disculpe con ellos y camine al segundo piso.

Conocía bien esto, formaba parte de los efectos de la poción que estaba tomando, subir las escaleras estaba convirtiéndose en un problema.

—Muñequita—Solo una persona en la tierra me llamaba así y era él, me tomo de la cintura, evitando que me cayera —¿Estas bien? — joder su aroma— tranquila no dejare que te caigas—

—Zaid— me alzo y yo me recargue en su cuello, en ese lugar que tanto me gustaba.    —no me sueltes, me siento muy mareada—

—No lo haré — inmediatamente me dio más sed, cuando Zaid abrió la puerta de mi cuarto observé en el espejo que tenía, tenía la mirada bicolor, mis colmillos estaban sobresaliendo.

—Maldita sea — murmure enojada claro que si, mi loba y vampira estaban buscando al lobo. Trataba de controlar estos impulsos, pero que difícil.

—Muñequita no seas enojona—y este hombre me lo hace más difícil, imposible controlarme con esa mirada y sonrisa tan sensual, debía admitirlo. Me dejo en mi cama y al ver el estado de mis ojos—Aquí están tus amigas loba y vampira— su mirada azulada tuvo un destello amarillo.

Fue todo, perdí el control de mi, lo tome de la corbata y lo jale hacia mí. Mi vampira estaba sedienta de él y mi loba estaba muriéndose por estar con él.

Nos besamos con tanta necesidad, ni con James había tanta química. Sonreí cuando empezó a besar mi cuello, le quite el estorboso saco acomodándome en su cintura. Podía sentir la calidez de sus acariciar la piel de mi cintura.

Deseaba intensamente estar con él, como si mi cuerpo hubiera anhelado por tanto tiempo sus caricias.

—No muñequita.—se separó de mí aún con nuestras respiraciones entrecortadas, recogió la corbata que tire momentos antes y su saco.   Cuando la puerta de mi cuarto se cerró, quede sola y el golpe de realidad llegó.

Me quede acostada en mi cama, tratando de controlarme "¿En que estaba pensando?"  Lloré de impotencia, de enojo, me sentía rechazada.

Me sentía el ser más miserable del mundo, mi loba y vampira estaban aferradas a alguien que no nos quiere así.

—Escuche que estabas mal por la poción — ahí estaba mi papá, me limpié las lágrimas. — también traje a Ariel, para que se acomodara contigo—vi que la cachorrita se acomodo en mi alfombra y sonreí.

—Me siento muy mareada papá— me excuse y cuando sentí un peso extra a mi lado, me giré ahí estaba el lobo negro sonreí y me refugié en su pelaje tratando de calmarme. Como cuando era niña.

<<Aquí esta tú papá, que te cuida princesita>> llore silenciosamente había unas noches que necesitaba al menos eso, en la ciudad celestial.

La soledad era la consecuencia de querer estar en la ciudad celestial, de querer crecer por mi cuenta, de hacerme camino en la vida.

Al día siguiente, estaba entrenando con mis hermanos en uno de los terrenos de la manada.

—Bien ahí — decia Lily ambas peleábamos con nuestras espadas — recuerda no perder de vista al rival y sus manos—

—De acuerdo hermanita— seguíamos peleando, me sentía más fuerte y más ágil. Pero la experiencia de mis hermanos le dieron la fuerza y agilidad necesaria.

—Basta de usar espaditas— dijo  Jayden trasformándose en el lobo arena, en menos de 5 minutos ya estábamos entrenando los tres lobos bajo la mirada de la manada Green moon.

Déjame volar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora