Capítulo 25

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Había pasado varios días y no veía a Zaid,  mi tio Evan me había dicho que iba a visitarme más tarde, pero no llego.

Así que fui a visitarlo a su departamento, cuando toque la puerta. Lo vi, tenía un semblante preocupado.

—Hola muñequita ¿Qué haces aquí?— pregunto dándome un beso en la frente— tengo a mi socia aquí,  tenemos un problema con el despacho.—

—Me preocupe porque no te he visto en días — le conteste con toda la sinceridad del del mundo —¿Qué ocurrió?—

—Uno de nuestros mejores clientes, esta en la cárcel y estamos tratando de armar su caso—asentí y le acaricie la mejilla.

—Todo saldrá bien, confió en ti—lo bese con una sonrisa — iré a visitar a mis padrinos, cualquier cosa estoy al pendiente del teléfono —me tomo de la cintura y me beso. Lo había extrañado 3 semanas sin él, fueron una eternidad.

—Me encantas, ¿lo sabes hermosa? Veré si más de rato, también voy con mi mamá —me abrazo otro rato más.

—Ándale, sino no vas a acabar tu trabajo—me separe de él —Zaid... te quiero muchísimo novio — la sonrisa de él se ensanchó.

—Yo más, novia. Más de lo que te imaginas — lo besé y me fui volando a la casa de mi madrina

Llegue con mi madrina, estaba sola, mi padrino había ido a la ciudad celestial. Así que como siempre estuvimos platicando.

—¿Como era ese ser Romina? ¿Me dejas ver las heridas? —asentí y levante mi blusa, ya no tenía vendadas las heridas. Mi papá había dicho que no faltaba mucho para quitármelas. —¿Dices que lo hizo con sus manos?—

—Es lo que recuerdo madrina— ella con su magia comenzó a inspeccionar mis heridas. Y de la nada empezó a salir humo negro de las cicatrices. —¿madrina? — asustada —¿Que es eso? —

—Una magia demasiado antigua y maligna— la encapsulo con su magia y ese humo negro comenzó a desvanecerse— ¿Como te has sentido desde que volviste?—

—Me la he pasado dormida, sin tanta fuerza — le confesé, ella me miró comprensivamente.

—No te culpo, esta magia es demasiado absorbente—me sentía mejor.

—Madrina, ¿qué tal si a Andrea le está pasando lo mismo y por eso aún no despierta? — preocupada.

—Tranquila, ya lo había hablado con Evan. Primero tiene que estabilizarla para yo poder hacerle el chequeo — asentí más tranquila — ¿Me ayudas a hacer la cena?—

—Claro madrina— en eso se escucha que abren la puerta su aroma tan característico me hizo sonreír.

—Hola mamá — la saludo con un beso en la mejilla — muñequita — sonreí cuando también me beso la mejilla —¿Llegue a tiempo para la cena?—

Sentandose en la barra de la cocina, observándonos cocinar.

—A tiempo como siempre Zaid—hacia mucho que no cocinaba con mi madrina, menos teniendo a Zaid ahí.

—Les quedó muy buena la cena — comentó Zaid con una sonrisa —¿Cuando llega papá? — Greta le sonrió.

—Esta noche, como a media noche. Por la junta que tiene con los 24–Mi madrina siempre se le iluminaba la mirada cuando hablaba de mi padrino y su sonrisa se ensanchaba. —mi Dereck siempre esta al pendiente de nosotros, ya aprendimos a comunicarnos por una plegaria—

—¿La de comunicación? ¿Esa que suena la voz de la persona en la mente en tiempo real? — Greta asintió — que bueno madrina, así se comunican más rápido —

Cuando la cena terminó estábamos tranquilamente platicando los tres. Recuerdo que podía platicar hasta tarde con mi madrina.

Nos fuimos al antiguo cuarto de Zaid para ver películas. Hace tanto tiempo que no entraba a ese cuarto, seguía teniendo su aroma.

—Quédate Romina, avísale a tus padres y te quedas a dormir aquí — sonreí y de pronto ella se sonrojó de inmediato — yo me tengo que ir, Dereck me acaba de invitar a salir —

—Ándale madrina, ve ve. Otro día será — la anime y ella asintió. Se fue corriendo a arreglarse.

—Estas bien cómoda en mi cama muñequita— estaba acurrucada entre sus sábanas y almohadas.

—Sip, esta tan cómoda como la recuerdo — le sonreí y me abrazo acariciando mi cabello.  Me acurruqué en sus brazos. —¿Sabes? — me giré quedando tan cerca de él. — esta habitación me trae muchos recuerdos muy bonitos — no pude evitar sonreír, Zaid me beso como solo él sabe hacerlo, le correspondí al instante, me encanta.  Cuando se escucharon los pasos de mi madrina Greta, nos separamos rápidamente.

—Bueno niños, se quedan en su casa. Zaid cierra la puerta cuando te vayas hijo, los amo — nos dio un beso en la frente a cada uno y se fue.

Zaid y yo nos buscamos, nuestros labios se volvieron a encontrar rápidamente, su mirada azul me gritaba tantas cosas, ya no tuve dudas.

—Te amo Zaid — le acaricio la mejilla, Zaid le limpiaba las lágrimas—no puedo creerlo, te amo y mucho —la sonrisa de Zaid, era enorme. Se sentía el hombre más afortunado del mundo.

—Yo también te amo muñequita— la beso, recordando que su mujer aún estaba herida y necesitaba no hacer mucho esfuerzo. — voy a cuidarte, mi amor — le acaricio el abdomen y la beso.

Romina lo continuó besando, Zaid sonreía y le quitó el suéter, el saco terminó también en el suelo.

—Amor— bajando el tirante de su blusa sin dejar de besar y acariciar su piel con amor — estás lastimada—ella hizo caso omiso le estaba quitando su camisa, acariciandolo, sintiendo su calor. —me vuelves loco ¿Lo sabes? — Romina se rio.  — se supone que te estoy cuidando—

—Lo lamentó, pero no puedo evitarlo — con la sonrisa más inocente Romina, Zaid suspiro y le quitó sus manos, de su camisa.

—Amor enserio, estás lastimada. No puedes hacer mucha presión en tu abdomen — la calmo — créeme también te quiero hacer el amor — con tanta seguridad que la chica se sonrojó y asintió —pero no me perdonaría lastimarte, que una de tus heridas se abran— la acomodo en sus brazos.

—Al menos quedémonos así — susurró Romina recargada en su pecho, con los ojos cerrados y escuchando atentamente el corazón de Zaid.

—Siempre mi muñequita — le beso la frente.

Déjame volar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora