Capítulo 32

522 70 6
                                    


Estos días he estado ocupada con Andrea, investigando más acerca de su familia, sus antepasados, tenía más familia de la que pensábamos, le pedí a Jayden que estaba ahorita viviendo en Europa con Hailey y Elian, me investigará más.

Cuando llegue a mi Ariel quejándose en su camita, había muchas manchas de sangre a su alrededor, hasta que la vi, vomitando sangre.

—¿Ariel? — la cargué con cuidado y baje corriendo —¡Ayuda! ¡Ayuda!— llorándole más a mi perrita. Mi tío Evan salió corriendo de la cocina.

—¿Qué pasó? Con esos gritos parecía que Raguel había revivido Romy—seguía cargando a mi perrita. — ¿Que tiene tu Ariel?—

—Esta vomitando sangre, tío ayúdame — con la voz quebrada, no soportaba verla así.

—Llámale a ricitos de oro, para que vayamos los tres al veterinario—le mande a James una plegaria de comunicación y en menos de 15 minutos estábamos los tres llevando a Ariel al veterinario.

—Le puse su suéter para que no tuviera frío — llorando, los médicos veterinarios no nos han dicho nada — James, mi Ariel —el arcángel me abrazaba —no la cuide bien, deje que ese ser que me sigue la lastimara, ella no tiene la culpa—

—No fue tu culpa Mina, deja de culparte por eso—trataba de limpiarme las lagrimas, pero era inútil, volvía a llorar.

Mi tío Evan no se despegó ningún momento de mi lado, cuando los veterinarios me dijeron que tenía un daño multiorganico, que todo era cuestión de horas.

Me quería morir ahí mismo, mi Ariel. Mi tío me sostuvo para que no cayera al piso.

—Aquí estoy, desahógate— hablo mi tío Evan, James estaba igual de afectado que yo.

—Esta sufriendo, Mina. Nuestra Ariel está sufriendo —James estaba llorando, lo abrace y se empezó a desahogar.

—Debemos de evitar que sufra— con los ojos hinchados. —James, tenemos que dormirla —me dolía el alma.

—Es lo mejor, será menor sufrimiento para Ariel —ya estaba abrazada a mi tío Evan, no me le despegaba. James fue hablar con el veterinario, nos dio la oportunidad para despedirnos.

—Mi bebecita, mi amorcito — le acariciaba su cabecita y le besaba su cabecita— te amo tanto Ariel, no se como le voy a hacer sin ti— limpiándome las lagrimas, pero salían más —nunca te voy a olvidar— yo no era tan fuerte como James, aún así, me quedé hasta el último aliento de Ariel.

—Tío — salí corriendo a abrazarlo más— se fue, se fue mi Ariel — llorándole mas.

—Ya se que duele mucho —asentí, seguí abrazándolo

— ya no quiero estar aquí— Mi tío asintio,

—Es hora de irnos—

—Regresaré a la ciudad celestial, dime que vas a estar bien— trataba de sonreírme James, no pude sonreírle.

—Lo veo difícil ahorita, yo sé que tú tampoco lo estás James— la sonrisa se le descompuso — aquí estoy por si quieres hablar—ambos estábamos mal. Me despedí de James y me quede con mi tío Evan en el porche de mi casa, ni siquiera quería entrar.

—Acabaré con ese ser, con mis propias manos — jure tratando de calmarme —en eso recibo un mensaje de Lily "Hermana! Zaid está en la cárcel" — tengo que irme tío Evan— preocupada.

—Corre, ve con tu lobo—volé a Deiley, vi a Greta saliendo de la comisaría.

—Madrina ¿Qué ocurrió?—ella me abrazo.

—Zaid ya no puede estar en ese caso, está ahora siendo sospechoso de fraude — estaba muy preocupada, estoy igual — estará en prision preventiva según me dijeron—

—Tengo que verlo, se que él nunca haría fraude, lo conozco muy bien —Greta me sonrió un poco asintió.

—Ya acabó la hora de visitas, pero puedes verlo mañana temprano— asentí, pero yo no me iba a quedar tranquila. Acompañe a mi madrina a su casa, cené con ella, me asegure que estuviera tranquila.

Ya era muy tarde, me regrese a casa, sin antes, pasar a la comisaría.

Todos estaba oscuro, no los culpo eran las 2 de la mañana, entre por una ventana y empecé a buscar entre las celdas. El aroma de él, me guió a su Celda.

—¿Amor?— le llame, ahí estaba lucia cansado y desesperado, se había quitado la corbata.

—¿Muñequita?— se acercó a la celda — estas aquí, no deberías estar aquí. Este no es lugar para ti —sostuve la mano con la que me empezó a acariciar la mejilla.

—¿Crees que iba a estar tranquila en mi casa? ¿Mientras tú estas aquí? No Zaid Weisz, te dije que iba a estar en las buenas y en las malas — nos besamos, el frío de los barrotes contrarrestaba el calor de sus labios.

—Yo no hice nada amor, te lo juro — al separarnos.

—Te creo amor—los barrotes no impidieron que nos abrazáramos.

—Mi socia, me traicionó. Quiere quedarse con mi buffete— lo veía crédula— lo noté porque la escuché hablando por teléfono con el abogado defensor, nos involucraron a mi y a mi cliente—

—No voy a dejar que te dejen encerrado aquí Zaid, ese bufete, lo hiciste tú con tu esfuerzo, no dejaré que alguien te lo quite — le asegure, no se como le haría, pero lo sacaría de aquí. Hasta que cierta persona pelirroja que acaba de terminar de estudiar derecho,  se me vino a la mente — le llamaré a Elian, él nos va ayudar —

—Te amo muñequita ¿Lo sabes?— dijo acariciandome  el rostro, sonreí.— confió en ti—

—Te amo más —

Déjame volar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora