—Esta es mi parte menos favorita de las misiones, terminar sucios — habló Calipso quitándose restos viscosos del cabello. James se acercó a mí.—¿Te encuentras bien? ¿No te hizo nada? — tomándome del rostro, examinándome.
—Si estoy bien, pude reaccionar a tiempo— me separé algo mareada, veía al lobo mirándonos a mi y a James.
—Es la poción— fue todo lo que dije no sintiendo las piernas, iba a volver a caer al piso. Pero una burbuja de magia me atrapó.
—Recupérate pronto Minita, me quedaría contigo para saludar a tus papás, pero tengo que ir al inframundo, ya que mi padre se enojo —dijo mi amiga Corina y asentí — gracias de nuevo — antes de desaparecer tranquilamente.
—¿La llevas tú con sus padres? — le preguntó Mateo a Zaid, el asintió. Lo último que vi fue a Calipso abrazando al Husky, James mirándome preocupado y Mateo serio.
Cuando empecé a recuperar la conciencia, lo primero que percibí fue el aroma de él, después mis sentidos del tacto volvieron a activarse, sentía unas suaves sábanas. Abrí los ojos, no estaba en mi cuarto, claro esta.
—¿A donde me trajiste Weisz?—con la voz ronca de lo cansada que me sentía.
—Ah mi casa, no te quería llevar a tu casa porque te veías muy mal y no sabía si soportarías el trayecto—se acerco con un vaso de agua.
—Que considerado eres Weisz— negué amablemente su vaso, entonces vi que acababa de manchar su cama con restos de demonio o lo que haya sido esa cosa— me tengo que bañar —el hombre negó con un gesto de diversión, me levante tratando de estar en pie.
—Sip, te deje ropa en el baño y una toalla — sosteniéndome el brazo para llevarme — me das ahorita tu ropa para meterla a lavar junto con mis sábanas —me dejo en el cuarto de baño.
—Si, lamentó eso—me recargue en el lavabo.
—No importa muñequita, me preocupa más tu bienestar — comentó, parecía afligido. — no sabes la impotencia que me dio verte en ese caballo con ese demonio— en el marco de la puerta—¿Por que te habrá llevado a ti?—
—No sé Weisz, se me olvido preguntarle porque me quería llevar, estaba muy ocupada tratando de zafarme de ahí— con ironía y cerré la puerta del baño, me desvestí y entre la regadera, dejando que el agua caliente me relajara. Me puse la ropa que me prestó, esto me quedaba enorme.
Un short deportivo y una camisa de algodón blanca lisa. Salí del baño y las sábanas ya habían sido cambiadas.
—¿Weisz? — lo llame y no respondía comencé a recorrer el lugar.
—¿Me buscabas muñequita? — salte asustada— Lo siento — tomo mi ropa y lo echo a un cesto.
—Gracias por el infarto— tratando de normalizar mi respiración.
—Debo admitir que te queda muy bien mi ropa— comento y se acerco a mi —No te haré nada muñequita, tranquila. Tú y yo tenemos cosas que hablar de la otra vez —
—No hay nada que hablar Weisz — mirandolo mal — ¿Te vas a justificar?—
—Realmente no creo que haya justificación para eso, así que me disculpo. — lo bueno que estaba recargada sino me caigo de la impresión—lamento haberte dejado así Muñequita, pero créeme que no lo hice con el afán de lastimarte, ni porque hayas hecho algo malo. En su momento creí que era la mejor decisión para los dos — Observe su mirada buscando algo de burla o astucia y nada, veía sinceridad.
—Yo realmente aprecio y acepto tus discul— la tranquilidad que su mirada me inyectaba se interrumpió por un dolor en mi espalda punzante — ahhh—me sostuvo y me llevo al cuarto donde me acostó en la cama— me duele—
—¿Donde muñequita?— sentía como algo se estaba rompiendo.
—Mi espalda — llorando — me duele mucho — él con cuidado me quito la camiseta y me acomodo boca abajo.
—Muñequita tienes rojo el area de los omóplatos— sabía lo que se venía, Norte, Endel y Adriel me dijeron de esa probabilidad, pero la veía tan lejana.
—Escúchame— tomando su mano — creo que me están saliendo mis alas — con la respiración entrecortada, me tuve que desabrochar mi sostén porque me estaba calando. — el tener esa batalla con el demonio me hizo, sacar estos instintos de ángel —
—Okey, estaré contigo muñequita—me trajo agua y unos analgésicos que no desaproveche para tomar.
Esta es una de las experiencias mas dolorosas — tienes que voltearte, creo que es mejor que te sientas para que comas algo. Tienes que seguir teniendo energía —
—Ni lo sueñes, no dejare que me veas— él me sonrió con ternura.
—Que pudorosa eres muñequita, confía en mi — me dijo con esa voz, alce la mirada — te sientas y te cubres con la camisa en el cuello y ya— Me acomode la camisa en el cuello y le hice caso.
—Mejor — él empezó poniéndome paños fríos en la frente y a darme de comer. Se sentó a mi lado, valoraba mucho lo que estaba haciendo por mi. Hacia que mi dolor físico sea atenuado con pláticas, películas, música.
—Matty me dijo que es mejor que esté en agua —le dije después de recibir mensaje de mi compañero y amigo, teníamos plegarias de comunicación.
—¿Matty? — alzando la ceja, le sonreí — ¿desde cuando se tienen mucha confianza él y tú?—
—Desde hace como 5 años, cuando me ayudo en una misión —le respondí la versión corta de esa historia—Ahh — grite — ya se está abriendo mi piel — el lobo corrió al baño a llenar la tina, para después venir por mi.
Se sentó en la tina que por suerte era enorme y después entré yo, ya que no tenía mucha fuerza.
—Mi muñequita linda, piensa esto, pronto tendrás unas hermosas alas — me estaba sosteniendo de la cintura mientras yo trataba de aguantar este dolor. Los segundos se hicieron minutos.
—Ya te falta poco — besando mi mejilla sonreí sintiendo su aroma, reconfortante para mí. En eso un latigazo de dolor rápido e insoportable hizo que mi espalda se arqueara. Mi piel se desgarro y sentí un peso extra en mi adolorida y atormentada espalda — bien hecho hermosa— el lobo beso mi frente y comenzó a limpiar mis alas con el agua tibia de la tina.
—Vaya que buena manera de hablar y hacer las paces— susurre en su cuello recargada en mi lugar favorito
—Conozco mejores maneras de hacer las paces — demasiado coqueto aún, alce la ceja. —Pero no, tú eres diferente muñequita —Me saco de la tina y me trajo una toalla.
—Te traje otra playera, esta la adecué a las necesidades — tenía dos orificios enormes en la espalda. Me la puse en cuanto él se giró.
—Zaid— escuchó que lo llamaban, al voltearse. Su nombre sonaba tan bien de sus labios. El lobo observó al ser más hermoso que ha visto en toda su vida, parecía un ángel. Cubierta con una suave tela de algodón.
—Ven muñequita— seguía siendo su muñequita, la cargo como princesa y la dejo en su cama. — necesitas descansar —le beso la frente y ambas mejillas. La chica no tardó en dormirse mientras el lobo vigilaba su sueño.
"Me has atrapado Romina Decanini, me has atrapado" sonrió al sentir como la chica se acomodaba en su pecho.
ESTÁS LEYENDO
Déjame volar.
Werewolf-¿Entonces que harás?- pregunto Finnigan mientras veía a sus hijos Henry y Wyatt Melbrock de dos años, jugar con Romina Decanini de 5. -Nada, seguir con mi vida- respondió simplemente - por el hecho de que sea mi mate, no significa que tenga que est...