Capítulo 41

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Romina Decanini traía sus maletas en mano, se había hecho una prueba casera, la cual salió negativa y eso detonó una discusión y posterior separación.

Romina regreso a su casa, suspirando.

—¿Qué ocurrió muñequita?— preguntó Zaid quien la estaba ayudando con sus cosas.—¿Cómo se atrevió a correrlos a ambos? Lo voy a matar—furioso para ir a enfrentar a James. Romina cerró la puerta de su casa impidiendo que se fuera.

—No lo hagas Zaid. Si nos enojamos fue porque no hay bebé— Zaid la miro con curiosidad.

—¿Entonces no hay bebé, muñequita?— pregunto y la chica negó.

—Salió negativa una prueba que me hice —Zaid la abrazo y le beso la frente dándole apoyo — estoy bien, todo a su tiempo. —Romina se recargó en el cuello de Zaid.

—Mi muñequita hermosa, yo te puedo ayudar si quieres un bebé— la chica se sonrojó.

—Estoy bien, por el momento, no quiero presionar las cosas— ambos se quedaron platicando en la sala, hasta que les dio hambre —¿Sabes? Me encanta volver a tener esto, volviste a formar parte de mi vida— Zaid la había estaba ayudando a acomodar sus cosas en la casa.

—Nunca volveré a hacerme a un lado — le dijo mientras ambos comían de lo que trajo Zaid, pues el refrigerador de ella estaba vacío. Romina estaba sentada en la barra de la mesa.

—Espero no asustarte con la nueva yo— bajo la mirada—Tu me haces despertar muchas cosas, pero no soy la misma de antes— Zaid la beso interrumpiendo.

—Yo te amo así como eres, eres perfecta —Romina estaba ida en su mirada — esto — besando las marcas de de sus manos— solo representa lo fuerte que eres, en todas estas semanas que he estado contigo, sigues siendo la misma, quizás un poco más seria al principio, pero mi muñequita al final de cuentas. —

Era una noche hermosa en la ciudad celestial, la luna llena estaba en su máximo esplendor.

La loba negra de Romina iba corriendo por  las calles vacías de la ciudad celestial, seguida por el Husky siberiano.

Ambos lobos corrían por el pastizal enorme que ofrecía la ciudad celestial fuera del área urbana. Contemplaron juntos a la Diosa luna con todo su esplendor durante muchas horas.

De regreso el Husky siberiano traía a la loba en su espalda, porque ya no pudo continuarle el ritmo.

—Te cansaste muy rápido— le dijo Zaid esperándola acostado en su cama, la chica salió en su pijama. —Creí que tenías mejor condición física que yo—

—Han sido días difíciles, porque si tengo mejor condición física que tú — se acomodó a su lado y lo abrazo — ¡oh Dios! tantas veces que quise dormir a tu lado, descansa —le dio un suave beso en los labios.

—Seguramente extrañabas a la persona que te quita la cobija en la noche —Romina alzó la ceja, sacando una cobija extra.

—Ya no me quitarás la cobija, Weisz— Zaid la beso con una sonrisa.

Días más tarde, Zaid bajó junto con Romina al cumpleaños de Greta.

—Feliz cumpleaños madrina— Romina abrazo con mucho cariño a Greta, quien la abrazaba de igual manera.

—Muchas gracias mi pequeña Romina — la chica se fue a sentar con su familia, Hafner fue el primero en abrazar a su hija menor.

—Te extrañe papá —se sentó a lado de sus padres y los tres Decanini hablaban tranquilamente.

—Hijo — abrazo Greta a Zaid, el sonrió.

—Feliz cumpleaños mamá — le entregó un regalo, Greta sonrío.

—Me alegra que estes aquí, sobretodo que ya te lleves bien de nuevo con Romina—ambos caminaban por la fiesta saludando a todos — y sobretodo que le hayas puesto de nuevo algo de magia, necesita protección—

—No le he puesto magia mamá —comentó Zaid extrañado.

—Que raro sentí magia en ella cuando la abrace— Zaid miro de reojo a su muñequita, la veía normal. Se revisó él, su magia estaba completamente con él a menos que...

—Madrina síguetela pasando muy bien —la abrace otro poquito más, antes de irme con mis papás, iba a pasar unos días con ellos.

—Me alegra que hayas podido venir y traerme a Zaid — divertida, el susodicho solo se acomodo el saco.

—No me extrañes Weisz, te librarás de mi 48 horas— le dije y él cruzó los brazos, ofreciéndome una sonrisa, se me hace que la que lo va extrañar soy yo.

—Lo mismo digo muñequita linda — me puso el suéter — pórtate bien — me beso la frente, lo abrace.

—Claro que no me portaré bien — le guiñe el ojo, obviamente lo decía jugando.

—No me hagas ir a Fray a media noche a regañarte muñequita— nos volvimos a abrazar — anda, ve con tus padres o sino no querré soltarte ya —suspire.

Al llegar a mi casa vi a Elian en pijama y con dos bolsas grandes de papitas fritas, refrescos y gomitas.

—Rojo— lo abrace y de la nada comencé a recordar cuando hacíamos estas pijamadas, comencé a llorar.

—¿Estas bien Mina? ¿Por qué lloras?—

—Me dio mucha nostalgia, perdona. No suelo ser tan llorona — se limpió las lagrimas.

—Ya sabia que me extrañabas Mina— me beso la frente y me reí, lo abrace.

—Si Rojo —me entrego unos pañuelos.

—No llores, luego mi socio me va a querer estrangular por hacer llorar a su mujer — Zaid me había contado que Elian y Zaid, eran socios. Ya llevaban 10 años trabajando juntos.

—Déjame me voy a cambiar, para andar iguales — subí a mi cuarto, mi mamá no había movido nada de mi cuarto, así que rápidamente encontré esa pijama. Note algo peculiar, mi vientre estaba ligeramente abultado, así que cheque mi calendario. Ya me iba a visitar Andrés, así que no le tome importancia.

—Rojo— salte a su espalda, un flash nos sorprendió, era mi tío Evan con una sonrisa.

—Todavía tienen esas pijamas viejas—me abrazo mi tío Evan — hola Minita hermosa —
—Hola tío Evan— Elian tenía la misma pijama que yo.

—Son nuestras pijamas tío ¿Qué te puedo decir?—ya Elian y yo nos estábamos peleando por las gomitas.

—Sean compartidos niños — dijo con diversión mi tío Evan dividiendo las gomitas en 2 porciones iguales.

—Quédate a ver la película tío — dije sentandolo en medio de los dos, elegimos como siempre películas de terror.

—Bien, solo porque Andrea esta con Marlen— comenzando a comer papitas, me daba mucha risa las reacciones exageradas de mi tío Evan.

—¡Nooo! Por esto me desesperan estas películas, en lugar de que la protagonista corra al lado opuesto de donde hay ruidos, va hacia ellos—bebiendo del refresco de dos litros.

—Lo confirmó— Evan le pasó el refresco a Elian, este lo bebio sin problemas.

—Usen vasos me dan asco — bebiendo de la misma botella, que ellos dos.

—¡Tonta sigue derecho! Ahí está el demonio — gritaba mi tío Evan tirando las palomitas por error.—Lo siento, ahorita traigo más—

—Mientras no pase con las gomitas, todo esta bien— le entre duro a las gomitas, realmente se me antojaban.

—¿Que mejor que una hermosa pijamada así?— me preguntaba Elian divertido— esto no lo ves en la ciudad celestial, en la ciudad celestial no me tienes Mina.—

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Estoy batallando con el internet en mi casa, desde ayer intenté subir este capítulo y hasta ahorita pude.

Gracias a todas por leer.

Déjame volar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora