—¿Que encontraste?— preguntó Mateo, con Azura en su hombro. Zaid había llenado el perímetro de su magia, estaba haciendo una inspección. Estábamos en el último lugar donde tuvimos una misión, en el lado salvaje de Athikus, aún quedaban destrozos.
—Si hay rastros de magia, pero son mínimos. —siempre me sorprendía la magia de Zaid, veía un montón de florecitas siendo cubiertas por aquella fina capa de magia de color amarilla.— necesito estar al momento de la presencia de magia —
—Para eso estás aquí Weisz — le guiño el ojo James.
—Lo sé, lo sé Zadquielson — de pronto la capa de mago desapareció. Se acerco a donde estaba Calipso, al parecer ahí había más partículas de magia —parece que es una magia que no proviene de aquí de Athikus, porque observen — arrancó la planta.
Había destellos azules — no se hace uno con las cosas de Athikus—
—Como tu magia —opine— es casi imperceptible en la tierra, porque tiene orígenes ahí. Pero aquí es muy visible —
—Exacto muñequita— me volví a sonrojar, no estaba acostumbrada a que me llamara así en público. En cuanto volvimos a la ciudad celestial, Zaid fue a reportarle lo que encontró en la misión.
—¿No deberías estar ya en tu casa? — ahí estaba James en el pasillo, le sonreí al rubio.
—Estoy esperando a Zaid, para llevarlo a que conozca mi casa y ofrecerle mi ayuda— le conté y me ayudo a sentarme al marco de la ventana, acariciando mi cabello.
—Eres muy buena con el amigo de tu hermana — le acaricio la mejilla y me beso la misma mejilla.
—Creo que Zaid es amigo de la familia, no solo es amigo de Lily— aclare y en eso mi olfato me alerta de que Zaid estaba cerca.
—Muñequita — me sonrió caminando hacia donde estaba con los brazos abiertos, era esa misma energía que tanto contagiaba. Salte del marco para abrazarlo, sentí como me envolvía en sus brazos. —¡Oh! Hola James — recordé la presencia del arcángel, me separé él.
—— hola Zaid, bueno me tengo que ir linda Rominita, pero te traje tu pedido — me entrego unas bolsas y me dio un abrazo.
—¿Ya me vas a decir que traes en esas bolsas?— pregunto curioso Zaid mientras caminábamos por el vecindario.
—Mi dotación de vino de todo el mes, James siempre me lo consigue — el lobo alzo la ceja—¿Que? No soy tan abstenia— divertida.
—¿Así que te gusta el vino?—viendo las botellas y asentí — bien con lo de la cantada del otro día y esto, pienso qué hay una Romina muy interesante que aún no conozco.— Zaid observó la fachada de mi casa y sonrió — me gusta tu casa.— la había llenado de flores.
—No es qué hay una Romina que no conozcas — abriendo la puerta, el me ayudo a pasar — solo no ha habido oportunidad de que veas más aspectos de mi vida, fuera de la manada o de los ojos de mi familia—
—Entonces estaré encantado de ver esos aspectos que tanto mencionas, después de todo soy el amigo de la familia— escucho mi conversación con James.
—Esta mal escuchar conversaciones ajenas — le entregue una copa y le serví vino de una de las botellas.
—No es mi culpa que mi oido esté subdesarrollado— lo mire mal y cruce los brazos.— siempre ha sido así, pero nunca lo comento ni nada, no te enojes muñequita—
—Esta bien, ven te voy a enseñar mi lugar favorito de la casa — lo tome de la mano y lo comencé a guiar — tarde algo en decorarlo, pero estoy feliz con el resultado — llegamos al patio, un bonito espacio con plantas y varias hamacas columpios.
—Wooo, mira esto aquí el cielo se ve más cerca — se sentó en una hamaca dejando la copa en una mesita que tenía y sonreí comencé a darle vueltas en la hamaca —No vas a conseguir marearme ¡Ven! — me agarra de los brazos y me sienta con él en la hamaca.
—No planeaba marearte, solo te quería dar vueltas — ahora los dos estábamos dando vueltas, alce la mirada para encontrarme con la de Zaid.
Ahora no era la vampira o la loba de Romina, la que la aturdían que se acercara a él. Ahora si corazón estaba palpitando, sus mejillas estaban rojas. Sin saber bien que era esto que sentía y lo avergonzada que se sentía.
La mirada azul y la sonrisa tierna de Zaid, la hizo dejar de lado sus inseguridades, se sentía realmente cómoda.
La perspectiva de Romina con respecto a Zaid, cambió desde hace un año. Lo empezó a notar cuando se despidió de él para volver a la ciudad celestial, le dolió más la despedida.
Se veía tentada en volver a Deiley, aunque sea unos minutos para verlo, unos segundos.
Con eso le bastaba, unos segundos para calmar su ansiedad de verlo, ahora que lo tenía aquí. Se sentía más tranquila.
Zaid y Romina, estaban tranquilamente en la hamaca viendo el cielo compartiendo una copa de vino juntos. Cuando llega Rowina y Adriel preocupados.
—¿Qué pasó Rowi?— le preguntó Romina levantandose, su tatarabuela lucia preocupada al igual que su tatarabuelo.
—Tú tío Evan esta mal, está en cama, no tiene fuerzas para levantarse desde hace 3 semanas —se le quitaron las fuerzas de respirar, su tío, su adorado tío Evan.
—¿Es broma, no? —con la voz rota, Zaid se apresuró a tomarla del brazo para evitar que se cayera. —tengo que ir a la tierra —
—Cálmate Romi, mañana vamos a ir nosotros, puedes venir si quieres — le dijo Adriel aún consolando a Rowina.
—Si, si gracias abuelito—aun perturbada, cuando se fueron los patriarcas Decanini, Romina se derrumbó.
—Mi tío Evan—el esfuerzo por parecer estar bien desapareció, se sentía desfallecer, Zaid la abrazo por el cuello, la chica se refugio en su cuello desahogándose.
—Se pondrá bien muñequita, mañana te voy acompañar —la obligo a verlo, limpiandose las lágrimas— no te dejaré sola, se lo que Evan significa para ti. Solo no te quiero ver triste —
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Déjame volar.
Werewolf-¿Entonces que harás?- pregunto Finnigan mientras veía a sus hijos Henry y Wyatt Melbrock de dos años, jugar con Romina Decanini de 5. -Nada, seguir con mi vida- respondió simplemente - por el hecho de que sea mi mate, no significa que tenga que est...