Cuando la oscuridad domina tu alma, te cega por completo, encerrándote en un mundo donde tú te vuelves tú propio prisionero. Prisionero de tus culpas, de tus actos, de tu egoísmo. La oscuridad esta inmersa en nosotros, todo ser posee algo de esta "oscuridad"—Suéltenme— gritaba la pequeña Nhoa Decanini, tratando de librarse de aquellas ataduras, por milésima vez, pero estaba atrapada.
Sus captores sólo la miraron con severidad, Nhoa lejos de sentirse intimidada o cohibida por lo que le podía pasar, pensaba en su mamá "¿ya la estaba buscando?" Su pensamiento preocupado, pasó a ser desplazado por uno de asombro ante lo que estaba viendo un imponente castillo.
Con un montón de casas con aspecto humilde a su alrededor, la gente solo salía a admirar lo que traían los captores de La Niña, la gente veía y sabía distinguir de aquella magia que le brotaba por las venas.
Magia que necesitaban, ya que hace mucho tiempo dejaron de ser ese pueblo que poseía esas dos clases de magia, sin embargo, su magia interior se extinguió al no tener un hechicero en su aldea.
Joanna sonrió al ver que sus guardias, no venían solos.
—Consejera, aquí traemos magia nueva—la chica solo se acercó a Nhoa sintiendo su magia.
—Nuestro Rey, estará encantado— los 4 se fueron caminando por los pasillos, para llegar a la sala principal.
—Me alegra Zaid, que tu arduo trabajo esté dando frutos, mi sacerdote real—el Rey Maximus Xll, mirando a su sacerdote que lo ha acompañado por 10 años.
La oscuridad de Zaid, lo había dominado, su espíritu puro de aventura y solidaridad, habían quedado reducidos, aplastados por esa pesada oscuridad. ¿Qué fue lo que hizo que Zaid fuera tomado por esa oscuridad sofocante?
La culpa, aquella misma que no lo dejo dormir durante tanto tiempo, el daño que había causado indirectamente, la muerte de su abuelo Charles Porttman, ese sentimiento de abandono por tantos años por parte de Derek Weisz, el hacerse El Fuerte para darle apoyo a su madre durante tantos años, lo vivido en la guerra con Asriel, las amistades que fueron cayendo poco a poco, todo el daño que le causó a su Romina, el saber que su hija podría estar en peligro mortal.
Lo consumió, como el fuego a la pólvora, hizo convulsión.
—Encontramos otro hechicero con magia en el interior, mi rey— las palabras de Joanna, al entrar abruptamente a la sala principal, con los guardias y la prisionera.
Tanto Nhoa como Zaid alzaron la ceja.
—¿La niña?—Joanna asintió tomando a La Niña y entregándola al Rey, Zaid se le helo la sangre al ver a La Niña. —Ven acá pequeña—Nhoa insegura, se acercó. —¿Cómo te llamas, niña ángel?—al ver sus alas.
Para Zaid era un golpe de realidad muy fuerte, su lobo interior estaba reclamando la sangre de su sangre "¿Como era posible que su hija fuera esa niña si llevaba un mes fuera?" ¡Imposible!"
—Ainhoa Decanini— se presentó educadamente como le había enseñado su mamá, dando la mano en un gesto de cortesía.
—Ainhoa—Murmuró Zaid, era su mini muñequita, era el último lugar donde quería que su hija estuviera, solo se le ocurría una manera de intervenir—Mi rey, me temo que esta niña ángel —Con indiferencia marcada captando la atención de La Niña, Zaid sabia que debía ser fuerte, no verla a los ojos o toda su indiferencia desaparecería—no tiene magia, solo una perdida de tiempo. Que no quiero que gaste—Nhoa miro mal a ese sujeto "¿Ella una perdida de tiempo?" Le caía mal, ya.
—Pero yo siento su magia, quizás es muy pequeña para que fluya como la tuya — acariciando el cabello azabache heredado de su madre.
—Pero mi rey — trato de objetivar Zaid, ganas tenia de arrancarle a su hija de las manos de ese hombre, pero sabía que ahorita estaba en una posición de desventaja— recuerde qué hay muy pocos con mi magia, casi podemos decir que soy el último—
—Por eso, ella es una posibilidad— le explico el rey — y tú mi sacerdote de magia interior, vas ayudarla a que saque esa magia—
—¿De que están hablando?— la voz algo cautelosa de Nhoa hizo que ambos adultos la miraran —¿magia? Yo no tengo magia, soy un ángel como mi mamá.—
—Encárgate Zaid— una orden y advertencia por parte del Rey, hizo que Zaid suspirará.
No le quedaba de otra, más que "obedecer" tenía que seguir manteniendo esa fachada, frente a su niña, su hija.
—No voy a ir contigo— se negó la niña— no me agradas—Era igual de brutalmente honesta que él, Zaid alzó la ceja —suéltame o grito — cuando Zaid la cargo y le tapo la boca, no podía dejar que el rey se enojará, no le convenía.
Esto era nostálgico para el Weisz, la última vez que la cargó tenía un mes de nacida, cabía perfectamente en su antebrazo.
Se lleno de enojo y frustración para él mismo, porque irónicamente le hizo pasar lo mismo que el sufrió indirectamente y sin intenciones de su padre, abandonó.
Había abandonado a su hija, a su mini muñequita y a su mujer. Su tren de pensamientos ansiosos, fue cortado por un dolor sorpresivo en la palma de su mano.
¿Lo había mordido? Su hija lo había mordido.
—¡Cuidado con mis alas! Aún no están totalmente maduras — Zaid la soltó inmediatamente—No sabes cuanto deseo que mi mamá, ya venga por mí, para que te patee el trasero.
"Créeme que yo también quisiera que viniera tú mamá" pensaba el lobo interior de Zaid, ansiando un anhelado encuentro con su mate.
—Tienes que comportarte niña, estas personas no están jugando y son peligrosas, pueden matarte si no les eres útil — la llevo a su cuarto, Nhoa suspiro — estas personas solo quieren usarnos como su fuente de magia interna—
—¡Que no tengo magia! — desesperada la chica.
Zaid se quitó un guante con su magia amarilla brotando de su mano, tomando la mano de su hija y la magia de Nhoa comenzó a brotar.
—¿Ahora lo crees?— suspiro — tienes magia Ainhoa, magia — con la misma nostalgia, la magia verde era idéntica a la de su abuelo .
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Déjame volar.
Werewolf-¿Entonces que harás?- pregunto Finnigan mientras veía a sus hijos Henry y Wyatt Melbrock de dos años, jugar con Romina Decanini de 5. -Nada, seguir con mi vida- respondió simplemente - por el hecho de que sea mi mate, no significa que tenga que est...