Capítulo 52

479 64 2
                                    

Romina corría por los pasillos, se había asegurado que su hija estuviera bien dormida en su cama, antes de marcharse.

Las pesadillas le eran más constantes en ese lugar, podía jurar, que veía de perfil la sombra de aquel ser que la atormentaba.

Quería ir con Zaid, pero le daba miedo volver a confiar en él y otra vez, salir lastimada.

Observó la luna con desesperación, aún tenía la piel erizada, ahora si lo tenía presente, no estaba acostumbrada a esa presencia.

La llamaba cada que susurraba su nombre, lo sentía en su oído.

—¿Qué quieres de mí?—al borde de un ataque de pánico — soy más fuerte que tú— con coraje, sintiendo como la voz se alejaba. Romina comenzó a caminar buscando aquella voz, de manera inconsciente.

La voz iba modulándose con forme iba recorriendo los pasillos, parecía ya un hombre normal hablándole.

Hasta que escucho la voz hablándole entre la pared, al momento que sintió la pared hueca, menos pesada.

No dudo en empujar aquella pared, era un pasaje secreto.

Romina llegó al lago subterráneo del castillo, aquel que tanto hablaba el rey y que no había tenido la oportunidad de conocerlo, porque su ubicación era algo confidencial.

Según el Rey del pueblo, pocos tienen el derecho de ver aquella maravilla natural, solo hombres de confianza que podrían dar su vida por el pueblo.

Ni siquiera Zaid que ha estado un año en ese lugar, ha visto el lago.

Observó a un hombre entre el lago, tez pálida, cabello negro como la noche largo y una mirada gris, lucia serio.

"Romina" la llamo era la voz que la guiaba, era posible que ¿aquel hombre guapo era el ser que la estuvo atormentando casi la mitad de su vida.

—¿Quién eres? — preguntó aún embelesada. La luna se dejaba ver por las columnas, Romina sentía una necesidad intensa de convertirse en loba.

Ella estaba a punto de entrar al agua donde ese hombre, hasta que escucharon voces externas, eran unos guardias.

—Creo que escuche ruido, bajemos para asegurarnos — para Romina era muy tarde, la transformación se daría, esta vez no lo podía controlar.

Se aseguró de volver a cerrar aquella puerta secreta, comenzó a correr al escuchar los pasos de algunos pasos a sus espaldas.

Hasta que su loba comenzó a alejarla de la gente que estaba en los pasillos.

Hasta que chocó con alguien, su loba sonrió al reconocer ese aroma.

—Muñequita— dijo con una sonrisa Zaid— encantado de tenerte así siempre, pero vente cariño, hay muchos guardias — cargo a la loba.

—No necesito tu ayuda Weisz— tapándome con una de las sábanas que me proporcionaba.

—Allá afuera parecías asustada, estabas huyendo— se acercó a mí y comenzó a acariciar me el rostro—tenme la confianza Romina—

—Ya te he dicho que no quiero confiar en ti, me niego a sufrir de nuevo— mirandolo tratando de contener las lágrimas.

—¿Crees que no quise irme?— pregunto limpiándome las lágrimas — cada maldito día, cada maldita hora—se levanto rapidamente — cuando lo hice, no sabía que había una maldición o algo así— se quitó la camisa, mostrando una mancha negra que empezaba a cubrirle la clavícula e inicios del pectoral. —Me encontraron tirado en cuanto puse un pie fuera de este pueblo, no podía respirar.

Me levante rápidamente con mucha sorpresa y comencé a delinearle la cicatriz.

—No sabía que intentaste salir de ahí— comente mirandolo, Zaid suspiro cansadamente.

—Lo intente, desde que termine en este lugar, resultó que Joanna no era a la que buscábamos. Que había más gente tras de esto, quise huir en cuanto pude para advertirte a ti. Para cuidar a nuestra hija— frustrado frunciendo el ceño mirando al suelo — ¿Y qué pasó? Justamente lo que no quería, que Ainhoa llegara a este maldito lugar y tú con ella.

No escuche más, lo abrace.

—Perdóname — con la voz rota— no sabía que tú también habías pasado por mucho. —

—Los dos hemos pasado por tanto, has estado criando a Ainhoa sola, no es Justo, no fue Justo lo que hemos pasado. — le acaricie la mejilla — te amo Romina Decanini, ¿sabes cuanto tiempo quise decírtelo en persona?— estaba emocionada.

—Te amo Zaid Weisz, eres el hombre de mi vida, la vida me lo ha hecho saber cada que te tengo enfrente e irónicamente también tu ausencia, me remarca lo mucho que eres importante para mi — quería seguir hablando, hasta que sentí sus labios callarme, que buena manera.

—Mi muñequita hermosa— sosteniéndome la cintura entre besos, lo abracé por el cuello, permitiéndome sentirlo más cerca.

[.....]

A LA MAÑANA SIGUIENTE.

—Trataré de investigar más acerca de ese hombre que viste en el lago subterráneo—besando mi mano.

—Si cariño, te lo digo, pareciera como si ese hombre que vi en el lago. Es el mismo ser que me ha atormentado tantos años, tanto tiempo ha estado conmigo que lo podría identificar en cualquier lado— abrazándolo un poco más, antes de que amaneciera, no quería irme, pero tenía que hacerlo. —Tengo que irme, Nhoa no tarda en levantarse y podemos levantar sospechas.

Déjame volar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora