—Romina, sabes que ya no puedes estar haciendo este tipo de cosas — hablaba Elian mientras ambos conducían en una motocicleta por una carretera de una de las islas del pacífico.—¿Otra vez hablaremos de lo mismo? A la otra me voy sola, sabes que nada me detiene—Romina tenía 38 semanas de gestación, pero andaba como si nada.
—Ya, ya. Perdón, prefiero acompañarte que estés sola —llegaron a las coordenadas donde la Decanini había investigado.
Ambos mejores amigos se pusieron las mascarillas, pues era una cueva de murciélagos y por tanto había mucho guano.
—Si Zaid pregunta, estamos en un picnic tranquilo en la playa— con una sonrisa inocente Romina, mientras caminaban a la entrada de la cueva.
—Le estoy mintiendo a mi socio Mina, me va a castrar cuando sepa donde estamos— Romina ya no lo escuchaba estaba concentrada mirando las paredes de esa oscura cueva, viendo las inscripciones en las paredes.
—El inició de la magia— con una sonrisa Romina fotografiando todo lo que encontraba. Los murciélagos no eran un problema, comenzaron a alejarse de la chica, pues el ser que estaba de comensal en ella, los repelaba.
—¿Así que esto estabas buscando en la biblioteca de la ciudad celestial?—
—En efecto Elian, estaba buscando los inicios de la magia. Para poder encontrar una solución a todo lo que he pasado y a este ser que tengo en el interior — Romina estaba preocupada, necesitaba cuidar a su bebé de ese ser.
—Gpi, que según ustedes significa gracias por invitar — Romina se sobresaltó al ver a Zaid ahí, con una linterna y su cubrebocas —¿Por qué no me sorprende esto?—suspiro.
—Era un picnic tranquilo en la playa, Zaid — divertida Romina acercándose a él.
—Muñequita, te conozco perfectamente. A ti no te gustan los picnics en la playa porque se te termina llenando la comida de arena—le dedico una mirada tranquila Zaid, para después observar la pared. —Es increíble —
—Cuéntanos Zaid, tú debes reconocer algo de aquí — decía Elian, él solo asintió tomando la mano de su muñequita.
—No reconozco mucho, solo algunos signos — mirando aquella representación de una llama — esto significa la magia en todo lo esplendor, no se mucho de donde se originó. Los libros de mi abuelo Charles no mencionan un origen específico— miro 3 signos en específico — la magia se dividió, esta llama se dividió en tres.—sonrio identificando la insignia de su magia — aquí está mi magia representada, a los que la magia se mezcló con su esencia— miró el otro signo— este representa a quienes pueden encontrar la magia en el exterior, los que sacan su magia de su alrededor—
—Es la de la tía Andrea— comentó Romina, observando y edificando aquel signo. Pues estaba en los libros de la magia de Andrea.
—¿Y este tercer signo?— preguntó Elian alumbrando al tercer signo.
—No estoy seguro, a decir verdad, nunca lo había visto. No hay registro de este tipo de magia.— dijo Zaid sin dejar de observar el signo.
—Fíjense como es la mezcla de ambos signos— comentó Romina empezando a dibujar los tres signos, notando la similitud de los trazos en el tercer signo.
—¿Y si es la mezcla de ambas magias? La del exterior y la del interior— comentó Elian - Ya saben, como cuando vas a comprar un cono de nieve qué hay de vainilla, chocolate y el tercero uno de chocolate y vainilla. —
—Eres un genio Elian —Le admitió Romina — jamás lo hubiera pensado así, puede ser una opción.—
—Bien, lo analizamos afuera de esta cueva. No me gusta que mi muñequita y mi mini muñequito o muñequita estén aquí con tantos murciélagos—ayudándola a salir de esa cueva.
—Estamos bien, cariño. No tienes que preocuparte—en cuanto salieron de la cueva, Zaid la abrazo con una sonrisa, le quito el cubrebocas y le dio un suave beso.
—Los extrañe demasiado— dejándole un montón de besos en la mejilla, mientras la seguía abrazando.
Elian solo veía como una sonrisa esta escena, estaba más que feliz de ver a su mejor amiga y su socio maps enamorados que nunca.
Días más tarde.
—Mina, creí que estabas en casa descansando— alce la vista para ver a Mateo seriamente — no te puedes esforzar mucho.—me había concentrado tanto en los libros que trataba de ignorar esa sensación de punzadas en el vientre, trataba de no entrar en pánico, pues me faltaba una semana y media para dar a luz.
—No me estoy esforzando, en mi casa estuviera haciendo lo mismo, estar sentada leyendo — comente dejando el libro a un lado.
—Supe, lo que encontraste en esa cueva, muy bien Mina. Estás dando pasos agigantados en el tema de la magia — los dolores se volvieron un poco más intensos en esta media hora.
—Quisiera hacer libros de todo lo que he encontrado Mateo — le confesé tratando de mitigar ese dolor — sabes que uno de mis sueños es hacer varios libros—
—No es mala idea Mina—en eso el dolor se intensificó —¿Estas bien Mina?—ya no pude fingir que estaba bien.
—Mateo, creo que son contracciones —ya dije por fin, el arcángel se alertó, levantándose rápidamente, acercándose a mi.
—¿Desde cuando estas así Mina? —
—He estado así desde anoche, pero los dolores eran mínimos se iban y no volvían hasta horas después, pero de un tiempo para acá se volvieron más constantes —
—¿Por qué no fuiste al hospital? —le sostuve la mano mientras tenía otra contracción.
—No creí que fueran contracciones, aún me faltaba tiempo—ya estaba en brazos de Mateo, quien me llevaba cargando.
—¡Joder! Ya no creo que puedas bajar a la tierra así —gritamos los dos, yo por la contracción que tenía y él porque le jale el pelo.
—Búscame a Sebastián ahora — le ordenaba Mateo a uno de sus soldados, al único médico de la ciudad celestial, el guardián. —¡Ey! Mina, necesito que te calmes, te llevare a la habitación de sanación.—
—No tendrás excusa ahora si — decía Romina divertida entre tanto dolor — ahora si serás el padrino de mi bebé, ya será un ciudadano de la ciudad celestial por derecho de nacimiento —
—De hecho, iba a encontrarte a biblioteca para decirte que aceptaba —la acomodo en la camilla del cuarto de sanacion.
En la tierra Sebastián y Feus, estaban en Deiley ocupándose de una criatura que se había escapado de uno de los portales de Athikus.
Con la ayuda de Zaid como representante de la manada Silver Moon, razón por la cual, se había ausentado de la ciudad celestial por dos días.
En eso apareció en medio de la expedición, el ángel, en busca del guardián.
—¿Qué pasa?—pregunto Sebastián viendo al ángel serio.
—Mateo te necesita Sebastián, es la Señorita Decanini — Zaid se alertó rápidamente al escuchar el nombre de su muñequita — entró en labor de parto y ya no puede volver a la tierra—
—Voy para allá — fue todo lo que dijo el arcángel.
—Te acompañó, es mi muñequita — le explico Zaid, estaba entre emocionado y preocupado.
Ya iba a ser padre, su muñequita le iba a dar un bebé.
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Déjame volar.
Werewolf-¿Entonces que harás?- pregunto Finnigan mientras veía a sus hijos Henry y Wyatt Melbrock de dos años, jugar con Romina Decanini de 5. -Nada, seguir con mi vida- respondió simplemente - por el hecho de que sea mi mate, no significa que tenga que est...