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El sabor a fresa invadió sus papilas rápidamente, lo que, nuevamente, lo hizo sonreír mientras observaba su reflejo en el espejo; fresas significaba que había fumado y que Guillermo quería besarlo, cosa que lo hacía más que feliz. Volvió rápido al balcón, ya con la boca libre de gusto a cigarro, y tomó de imprevisto a su chico, besándolo de manera torpe pero profunda. A Guillermo le costó seguirle el ritmo, pero pronto logró fusionarse con él en un beso coordinado y lento, de esos que tanto le gustaban.

-¿Vas a decirme lo que te tiene nervioso?- pidió el menor entre besos.

-¿La ansiedad es contagiosa?- preguntó Samuel de repente, causando que los besos se detuviesen y que Guillermo lo mirase con una expresión confusa. Como se le estaba haciendo costumbre, el mayor rio -Digo, hasta te pareces a mi- el contrario rodó los ojos.

-Solo me preocupo por ti, Samu- dijo en un tono bajo que le dio seriedad a la conversación -Sabes como es esto- continuó, haciendo referencia al pasado.

Esos mismos pensamientos que Samuel ahora veía como algo sin importancia lo habían llevado a querer suicidarse hacía poco más de ocho meses atrás, y Guillermo se negaba a tener que pasar por ese miedo nuevamente.  No quería temer a no volver a verlo, o a perderlo.

-No voy a suicidarme. Por mas que quiera, no voy a hacerlo- esa confesión dejó al menor sorprendido, quizás hasta alerta 

Deathbeds [Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora