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Su mano se movio con fuerza y velocidad para golpear la puerta principal de la casa una vez llegó a su destino, por lo que no fue sorpresa para los que estaban adentro que el sonido haya sido tan fuerte. Guillermo acomodó su suéter verde oscuro, ese que Samuel le había regalado, y suspiró con alegría mientras esperaba ser atendido, provocando que una pequeña pero presente sensación de emoción se implantara en su pecho.

Se sentía como niño a punto de recibir aquel juguete que tanto habia esperado, un pequeño chaval emocionado que no veía la hora de poder tener entre sus brazos aquello que tanto había esperado...

No veía la hora de tener de nuevo a Samuel entre sus brazos.

Pero, sin embargo, no pudo evitar borrar su sonrisa de repente cuando la puerta se abrió y mostró a un destrozado David del otro lado.

Deathbeds [Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora