Deathbeds [Wigetta]

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El viaje al hospital fue silencioso. No sabía exactamente porque había decidido que las cosas fuesen así, pero el padre de Samuel prefirió no cuestionarlo; después de todo, sabía que no era momento para hacerlo.

Su hijo no hizo más que mirar por la ventana y contemplar el exterior como si no fuese hacerlo nunca más en su vida, cosa que provocó que sus ojos se aguasen más de una vez. Samuel parecía querer memorizar todo lo que lo rodeaba: casas, edificios, colores... todo parecía importante. Parecía un niño conociendo el mundo, un mundo que no sabía cuando volvería a ver, un mundo que no había cambiado pero que parecía haberlo hecho.

No quería desconfiar de la palabra de su hijo, no ahora que parecía ser totalmente sincera. Se negaba a pensar en que Samuel, en realidad, estaba contemplando su entorno porque sabía que no volvería a verlo nunca, porque se alejaría, porque los dejaría.

No, aquella ya no era una posibilidad.

Pero, sin embargo, parecía más real que nunca.

-Llegamos- anunció el más grande para devolver a la realidad a su acompañante, quien aún parecía perdido y  memorizando cosas.

Samuel, en modo automático, contempló el edificio de arriba a abajo, revolviendo sus recuerdos. Había estado allí en su juventud y por las mismas circunstancias, solo que ahora cargaba con unos cuantos años más y cicatrices más importantes.

El lugar parecía igual de inmenso e imponente que aquella vez.

-No es necesario que me acompañes dentro- dijo el más joven aún con los ojos puestos en el edificio, confundiendo al mayor.

-Voy a acompañarte, Sam.

-No quiero que lo hagas- por primera vez, el menor conectó su mirada con la de su padre -Necesito... hacer esto solo.

Su padre, a pesar de que no estaba de acuerdo, no quizo discutir con él y accedió a quedarse en el coche. Lo abrazó con todas sus fuerzas y lo dejó ir, consciente de que todo quedaba en sus manos.

-Te amo, hijo- dijo antes de que este abriese la puerta y bajase.

Samuel apretó las manijas de su bolso y caminó sin mirar atrás, evitando así llorar y ver como su padre se quebrara con la frente pegada al volante.