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-¿Hola?- dijo Guillermo con extremo nerviosismo y sintiendo su mano temblar en su oreja junto con el móvil.

Ansiaba escuchar la voz de su novio del otro lado.

-¿Hola?- preguntó una chica del otro lado de la línea, lo cual hizo a Guillermo suspirar con desilusión –Samuel es el dueño de este número, ¿no es así?- su voz sonó nerviosa y alterada, sensaciones que pronto el del otro lado de la línea sintió –¿Tu eres su pareja?

-S-si- contestó sintiendo la mirada de todos sobre él y la atención puesta en sus respuestas -¿Dónde está? ¿Por qué tienes su móvil? ¿Quién eres?

-Seré breve- escuchó una puerta cerrarse y luego la voz de la chica –Soy enfermera en el hospital San Rafael y me tocó aplicarle los primero auxilios a tu chico cuando ingresó hace dos días atrás. Sufrió una pérdida de sangre muy importante y tuvo que ser sometido a un lavaje de estómago por la cantidad de medicamentos que presentaba en sangre- la contraria tomó aire y Guillermo no pudo evitar sentirse aún más nervioso -No sé cómo decirte esto...

¿Era ese el momento en el que sus miedos tomaban forma para terminar de aniquilarlo?

-¿Está vivo?- preguntó Guillermo con lágrimas en los ojos y la sorpresa de los que lo rodeaban.

Sentía cada fibra de su cuerpo vibrar con terror, como si aquella respuesta fuese la que marcaría el fin de su agonía o el comienzo de una muchísimo peor.

Solo era cuestión de una palabra, una simple palabra que lo llenaría de esperanza o terminaría por aniquilarlo finalmente...

La chica suspiró y, tras algunos segundos, contestó:

-Sí, pero débil- el muchacho no supo cómo reaccionar, por lo que simplemente se puso a llorar. Estaba vivo... ¡Samuel estaba vivo! -Es claro que fue un intento de suicidio, por lo que es importantísimo que no salga del hospital solo. ¿Puedes venir? No sé cuándo le darán el alta, pero no puede irse solo.

Guillermo sintió sus lágrimas empapar sus mejillas nuevamente pero, en lugar de dolor, una sensación de esperanza llenar aquel hueco que había dejado su alma al irse, completándolo momentáneamente mientras intentaba escuchar las indicaciones de la chica del otro lado de la línea. No le importaba como había llegado al hospital, ni porqué esa chica tenía su móvil, solo quería salir y reencontrarse con su chico, poder decirle que lo amaba y que estaba dispuesto a cuidarlo el tiempo que fuese necesario para verlo bien y pleno.

Lo único que importaba era que Samuel estaba vivo.

Deathbeds [Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora