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-Para mi también es extraño- confesó Guillermo luego de un par de caricias -Es tan lindo poder estar contigo en otro lugar que no sea el hospital- apoyó su cabeza sobre la contraria, dándole aún más cercanía. 

Samuel no pudo evitar sonreír, tanto por las palabras como por el acercamiento.

-¿Cómo haces para que todo parezca bonito cuando no lo es?- cuestionó Samuel, borrando lentamente su sonrisa -Esto será solo un instante, pronto volveré a estar encerrado en un hospital, en otra habitación y lejos de ti.

-¿Y por eso no podemos disfrutar del tiempo que tengamos juntos?- el más grande cambió de postura, rompiendo así el contacto entre ambos. Miró a Guillermo con cautela, provocando que este hiciese lo mismo -¿Vas a dejar que eso te quite la tranquilidad de estar fuera aunque sea solo un día?- Guillermo sonrió -No se lo que pasará mañana, pero hoy, justo en este instante, no puedo dejar de pensar en que son las doce de la noche y aún sigues despierto para hablar conmigo- Samuel frunció el ceño con confusión; era demasiado tarde teniendo en cuenta que lo obligaban a estar dormidos para las nueve de la noche cuando estaban en el hospital -Se trata de momentos, Samu, y no quiero desperdiciar este en pensar en lo que pasara mañana cuando volvamos a casa. Ahora, lo único que quiero hacer es abrazarte y disfrutar que, después de mucho tiempo, las cosas comienzan a cambiar.

El mayor sintió un pequeño nudo en la garganta.

-Pareciera que siempre tienes las palabras justas, chiqui- el contrario abrió los ojos con sorpresa ante ese apodo; llevaba tiempo sin decírselo -y creo que es por eso que te amo con lo poco que me queda- confesó, robándole una sonrisa a su emocionado novio -No puedo creer que siempre estuve a un corte de dejarte- bajó la mirada cuando carcajeó, sintiendo sus mejillas humedecerse -Hubiese sido estúpido de mi parte haberlo hecho- cuando devolvió la vista, Guillermo estaba en igualdad de condiciones que él: con los ojos rojos y lagrimosos -Eres lo mejor que me pasó en la vida, Guillermo Díaz.

A pesar de que tenía miles de cosas para decir, Guillermo decidió guardar silencio, permitiéndose regocijarse en las palabras de su chico y en lo bien que se sentía escucharlo. Acercó su rostro al contrario y, sin más, besó sus labios con tranquilidad y mimo, pactando nuevamente lo mucho que se amaban.

Deathbeds [Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora