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A pesar de su rostro serio, Guillermo vio un par de lágrimas rodar por las mejillas de la mujer frente a él, cosa que lo hizo sentir repentinamente angustiado. Pensaba en la situación, en un Samuel que atentaba contra su vida y en unos padres desesperados por evitarlo, en la energía que ponían en ello y en lo frustrante que resultó no conseguir avances en mucho tiempo. Pensaba en David, en un pequeño y joven David que había descuidado sus estudios por su amigo, que hubiese preferido repetir de año con tal de ayudarlo. Pensaba en todo lo que su familia había dado por él y como las cosas habían terminado de la misma manera casi diez años más tarde a pesar de ello...

-Durante mucho tiempo Samuel tuvo un trato nulo con nosotros. Nos ignoraba, solo nos hablaba para pedirnos que lo dejásemos solo o simplemente discutía con nosotros porque lo obligábamos a pasar tiempo juntos para que no quedase solo... fue una lucha constante entre nosotros y su deseo por desaparecer- sentenció Amelia intentando recomponerse pero dejando que su angustia se notase en su voz -y ahora deberemos afrontar la misma lucha. Sabemos que no te irás ni tampoco queremos pedirte algo semejante; sabemos que amas a nuestro hijo y no podemos estar más que agradecidos contigo de que sea así- por primera vez vio a los adultos intentar sonreír -pero es importante que sepas que a partir de ahora las cosas no serán para nada sencillas. Debes tomar precauciones y estar preparado para ver a un Samuel que no es el que tu conoces, pero que haremos todo lo posible para que, poco a poco, vuelva a ser quien era- el menor asintió con los ojos al borde de las lágrimas.

Deathbeds [Wigetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora