Capítulo 19.

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¿Alguna vez has besado unos labios qué saben a cielo?

Sus manos se aferraron a su cuello, profundizando más el beso, sus labios se movían suavemente, sintiendo poco a poco como su lengua se introducía en ella, Emma se le escapó un suspiró al sentir lo caliente que eran sus labios.

"Dios" Pensó.

Las manos de Cassandra estaban en su cintura, tomándola con suavidad y sus labios seguían moviéndose tan lento que era torturante.

Emma se separó de ella un poco por falta de aire, pegó su frente con la de la ojiverde, el frío en sus cuerpos las estaba quemando, su labio comenzó a temblar, y Cassandra besó sus labios de nuevo, y sintió como su corazón no podía calmarse.

Eso fue...— Murmuró Emma con sus ojos cerrados quedándose sin palabras.

—Debo irme.— Susurró Cassandra.—Te llamaré mañana para irnos.

Emma asintió pero aún seguía abrazada a ella, le gustaba su olor, su presencia tan cerca de ella, y ahora que por fin la besó, encontró un nuevo vicio.

Cassandra besó su frente y se alejó para poder irse, pero Emma la tomó del brazo evitando que se fuera y besándola de nuevo.

Pero esta vez fue más feroz, más excitante, las manos de Emma se coló por debajo del suéter de la ojiverde, sintiendo su perfecto abdomen, sus lenguas se tocaron de una manera tan peligrosa. La rubia la pegó contra una pared, y siguió besándola con más ganas, Cassandra apretó con fuerza su trasero, y un gemido de Emma se escapó de sus labios.

—Emma.— Susurró Cassandra tratando de alejarse de la rubia.— ¿Podemos parar? No está bien.

Emma suspiró y trató de calmar su respiración.

—Es tú culpa.— Murmuró.

Cassandra sonrió divertida, y se acomodó su suéter, para luego ver a la rubia que estaba aún con sus ojos cerrados y calmando su respiración.

—De las dos.— Dijo Cassandra y se acercó a la rubia.—No me gustan las rubias, pero tú me haces delirar.

Emma sonrió y golpeó su pecho con diversión.

—A mi no me gustan las mujeres.— Dijo Emma con una sonrisa divertida.— Pero haces que me den ganas de cogerte en cada parte de mi casa.

Cassandra sonrió sarcásticamente, y su mirada se oscureció y su aura se volvió tan misterioso.

—Nos vemos mañana.— Susurró la ojiverde y besó sus labios.

—Hasta mañana.— Murmuró Emma en medio del beso.

Cassandra se alejó un poco y luego la miró con su típica sonrisa burlona y esa mirada llena de maldad.

—¿Qué dirá Hunter Hamilton sobre esto?— Preguntó Cassandra con una sonrisa desquiciada.

Emma abrió sus ojos sorprendida y golpeó su hombro, había olvidado por completo que tenía novio, y que era el hermano de esa mujer enferma.

—Lárgate.— Dijo Emma tratando de no reírse y Cassandra negó con una sonrisa y luego se fue.

—Dios.— Murmuró para sí misma y se tapó el rostro con sus manos.

En tú mirada (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora