Emma respiró hondo, y luego tomó la mano de su madre para confirmarle que de todos modos lo iba a hacer. Harper caminó hasta la parte final del búnker dónde se mostraba una puerta de hierro negra, pero más pequeña que la de la entrada, Harper sacó una llave de su bolsillo y luego la ingresó en la puerta, para abrirla con cuidado.
Harper encendió las luces, y aquél lugar era una habitación un poco espaciosa, era un crematorio, pero en la pared derecha tenía unos estantes de madera, y había más de 20 frascos.
—Los frascos de allá, son las cenizas de nuestros familiares.— Susurró Harper señalando el estante.
Y era cierto, el ambiente en esa habitación era tan pesada y tenebrosa. Emma por nada en el mundo soltaba la mano de su madre, se sentía como una niña pequeña.
—Aquí nadie entra, sólo mi hombre de confianza y yo.— Dijo Harper.— Cada vez que asesinaba a una persona, lo traía aquí para hacer cenizas su cuerpo.
—Es pesado el ambiente aquí.— Dijo Emma volteándose para ver a su madre.
—El crematorio fue construido en 1980, por mi abuelo.— Dijo Harper mirando el lugar.— El era un hombre bastante sangriento, le gustaba llenarse de sangre y aveces la tomaba, un hombre bastante enfermo y diabólico, le encantaba que este espacio lo comunicara con sus familiares muertos.
—Eso es asqueroso.— Dijo Emma asqueada.
Harper asintió y luego volvió a tomar su mano sacándola de ahí y cerrando la puerta con seguro, pero apenas cerró la puerta, se escuchó un sonido fuerte en el crematorio.
—¿Qué fue eso?— Preguntó Emma al escuchar el sonido.
—Vámonos.— Dijo Harper volviendo a tomar la mano de Emma y apretándola con fuerza.
Su madre caminaba con más rapidez hacía la salida del búnker, pero las luces se apagaron de repente.
—Emma, cierra los ojos.— Dijo Harper abrazando a su hija.
Emma sintió su corazón latir con tantas fuerzas y el miedo apoderándose de todo su cuerpo, y cerró sus ojos con fuerza.
Harper caminaba lento en la oscuridad pero sin dejar de soltar a su hija, y Emma le dió su celular para que encendiera la linterna, pero Harper se lo entregó de nuevo.
—He pasado por esto antes, y si enciendo la linterna verás sus espíritus.— Susurró Harper cerca de su hija.
Su madre caminaba con lentitud mientras que tocaba la pared para guiarse, pero el camino a la salida se le hacía eterno para ambas.
El cuerpo de Emma estaba sudando, y sentía que en cualquier momento se iba a desmayar del miedo. La respiración de Harper se podía escuchar y la de Emma estaba desesperada, pero la rubia sintió unas manos frías tocar su nuca, y pegó un grito.
—¡Emma ven!— Gritó Harper al sentir que Emma había soltado su mano, le desesperó la idea de no ver a su hija o sentirla.
Emma por nada en el mundo abría sus ojos y las lágrimas comenzaron a bajar por su rostro.
—Emma sigue mi voz.— Dijo Harper hablando con más fuerza, y Emma la escuchó, pero la oscuridad la tenía en desesperación.
Harper escuchó su llanto y trató de acercarse a ella, pero nada.
—Emma, ven, estoy aquí.— Volvió a hablar Harper y siguió caminando, hasta que tropezó y tocó con desesperación su cuerpo.—Dime algo.
Pero Emma estaba llorando y negando, no podía pronunciar ni una palabra. Pero luego unas voces comenzaron a escucharse, muy lejanas.
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En tú mirada (#2)
RomanceSus ojos podrían ser los más hermosos que haya en el mundo, pero su mirada podría matar a quién quiera a su paso, envenenar tú alma y arder en el infierno con ella, pero también podría sanarte del mal en el que estás, aunque desgraciadamente ella se...