Emma se aferró a su nuca con firmeza, besándola con deseo, sintió su lengua acariciar la de ella con suavidad, y un suspiro escapó de sus labios.
Sus manos calientes bajaron hasta sus senos y los acarició, apretándolos lentamente. La rubia se alejó de sus labios y la miró con una mirada cómplice, y luego bajó su cabeza para besar sus senos y mordisquearlos con suavidad.
Cassandra acarició su cabello y un suspiro escapó de sus labios, Emma la acostó en uno de los muebles de cuero negro, que estaban en aquella terraza. Sus manos tocaban su abdomen, mientras su lengua jugaba con sus pezones, hubo un momento dónde levantó la vista para ver a la castaña, y tenía sus ojos cerrados, mordiendo su labio sensualmente.
Emma bajó lentamente hasta su centro, mientras dejaba besos húmedos por su abdomen, una vez que llegó a su intimidad, abrió sus piernas un poco, y besó su centro con cuidado, y sintió como su sabor la enloquecía.
Su lengua comenzó a saborear su clítoris de arriba hacia abajo, y Cassandra sólo suspiraba con sus ojos cerrados, sintiendo la lengua de Emma en ella. La rubia no se pudo contener más siendo tan suave con ella, y comenzó a besar su intimidad con tanto deseo, introduciendo su lengua dentro de ella, sintiendo lo caliente y mojada que se encontraba su novia.
—Mierda.— La voz de Cassandra sonó en un gemido y Emma sonrió.
Su lengua entraba en ella y salía de una manera tan divina, haciendo que su espalda se arqueara, colocó sus manos en su espalda sosteniéndola y Cassandra tenía sus manos en su cabello apretándolos con fuerza.
Aquél sexo oral la estaba enloqueciendo, su lengua saboreaba cada parte de su intimidad, y luego chupaba su clítoris con deseo, y Cassandra comenzó a gemir suave, no escandaloso, sus gemidos eran bajos, y tan peligrosamente excitantes.
—Qué rico sabes.— Susurró Emma alejándose un poco para verla a los ojos y Cassandra la miró, y sus ojos verdes, parecían unas esmeraldas brillantes.
—No te detengas.— Susurró.
Emma volvió a besarla abajo, y su lengua comenzó a moverse rápido en su clítoris, y dos de sus dedos entraron en ella lentamente, sintiendo lo apretada que estaba. Cassandra clavó sus uñas en su hombro y un gemido alto se escuchó salir de su boca, Emma chupaba su clítoris y la penetraba un poco suave, pero luego sus embestidas fueron más rápidas, viendo como Cassandra arqueaba su espalda y su rostro se tornaba rojo.
A Emma le encantaba verla así y causarle tanto placer, jamás sintió tanta fascinación ver a la persona que tanto le gustaba, delirar bajo sus brazos. Su lengua seguía con firmeza atendiendo su clítoris de una manera descomunal, y sus dedos entraban y salían de ella tan rápido, y luego sintió cómo su interior apretaba sus dedos lentamente, y los mojaba por completo.
Cassandra gimió tan alto, y su espalda comenzó a bajar, había llegado al orgasmo de una manera tan rica. Emma sacó sus dedos de ella, y luego comenzó a besar su centro, limpiando cada fluido de ella, y una vez que terminó, se levantó y miró a Cassandra de una manera tan sádica, y se metió sus dedos, chupándolos con deseo.
La castaña la miraba con tanta seriedad, que su mirada verdosa era tan excitante e intimidante. Cassandra la tomó de la cintura, y la besó con deseo, sintiendo su sabor mezclarse en su boca. Besó una vez más sus labios, y luego Emma se recostó en su pecho, sintiendo como los latidos de su corazón estaban desbocados.
—Eso estuvo muy excitante.— Susurró Emma haciendo círculos en su brazo derecho, justamente dónde tenía un tatuaje de unos números romanos.
Cassandra besó su cabeza y luego su mano comenzó a acariciar su espalda con suavidad.
—Siempre lo ha sido.— Murmuró Cassandra y Emma levantó la vista para verla y besar su barbilla.
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En tú mirada (#2)
RomansSus ojos podrían ser los más hermosos que haya en el mundo, pero su mirada podría matar a quién quiera a su paso, envenenar tú alma y arder en el infierno con ella, pero también podría sanarte del mal en el que estás, aunque desgraciadamente ella se...