Capítulo 48.

953 81 2
                                    

Cassandra se apoyó de la silla sintiendo que en cualquier momento sus piernas fallarían, Rubio le ladró y ella le hizo señas de que se callara, se sentó con cuidado y suspiró.

Emma la veía con atención mientras seguía acariciando al perro lentamente, ella estaba sentada en la cama, pero veía a Cassandra atentamente.

—¿No me recuerdas nada?— Preguntó Cassandra viéndola fijamente.

Emma la miró con pena y negó con lentitud.

—Siento qué te he visto antes, pero no sé dónde.— Murmuró Emma.

Cassandra bajó la cabeza, y trató de calmar su respiración, su corazón le dolía muchísimo, y las taquicardias no ayudaban para nada.

—Tengo vagos recuerdos, me duele un poco la cabeza.— Dijo la rubia con suavidad.— ¿Qué hora es?

Cassandra sacó su celular, y el reloj marcaba las 3:14 am.

—3:14 am.— Murmuró.

—Me duele el cuerpo.— Dijo Emma con su ceño fruncido y volvió a acostarse.—¿Podrías llamar a mis madres? No me siento bien.

—Ya les mandé un mensaje.— Murmuró Cassandra.

La castaña se levantó con cuidado y le colocó la correa a Rubio, Emma veía cada movimiento de ella, como si tuviera curiosidad de saber más a fondo de ella.

—Me llamo Cassandra, Cassandra Hamilton.— Murmuró Cassandra viendo a Emma.

—¿Eres la hermana mayor de Hunter?— Preguntó Emma sorprendida.— Él hace días me habló de ti.

—Emma.— La voz de Cassandra sonó con suavidad.— Llevas en coma un año y 3 meses.

Emma borró su sonrisa por completo y trató de levantarse de la cama, pero Cassandra se lo impidió, y la dejó sentada ahí, sin que se mueva. Su brazo estaba por su cintura deteniéndola, y Emma posó sus ojos azules en los verdes de Cassandra, y por alguna extraña razón sintió calambres por todo su cuerpo al estar bajo su mirada.

—¿Qué me pasó?— Preguntó Emma confundida.

—Tuviste un accidente automovilístico con Ben.— Susurró.— Él está bien, pero tú estuviste en coma por mucho tiempo, llevaste todo el golpe del accidente.

Emma abrió su boca para decir algo, pero no pudo, y sólo se quedó callada, en silencio, mientras Cassandra aún tenía su brazo por su cintura, y su tacto era frío, y Emma la tocó con suavidad.

—No te recuerdo.— Murmuró Emma levantando su vista para verla.— Lo siento.

Cassandra negó y sólo le sonrió con todo el dolor de su alma.

—Está bien.— Murmuró Cassandra.— Llamaré al doctor para qué te evalúe.

Harper había entrado junto a Angélica rápidamente, y las dos se quedaron estáticas al ver a Emma despierta. Cassandra tomó la correa de Rubio y se levantó de la cama, dejándolas a solas con su hija, cerró la puerta y llamó al doctor para que viniera a evaluar a Emma, y luego guardó su celular.

Su mano derecha se apoyó en la pared, sintiendo como un llanto silencioso provenía de ella, su corazón latía frenéticamente, y todo su cuerpo temblaba. Rubio comenzó a tocar sus piernas con su trompa, llamando su atención, pero Cassandra estaba hundida en su llanto silencioso y muy doloroso.

—No me recuerda, amigo.— Susurró con su voz quebrada.— Es bueno eso ¿No?

Estaba tan rota por dentro que dolía, estuvo unos minutos tratando de controlarse, y cuándo limpió sus lágrimas, siguió caminando y se marchó a su apartamento.

En tú mirada (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora