Cassandra subió las escaleras, al estar en el tercer piso de la mansión, caminó por un ancho y elegante pasillo, al estar frente a la puerta de la habitación tocó dos veces y esperó oír su voz.
—Adelante.— La voz de Keyla estaba apagada y se notaba que había estado llorando.
Cassandra entró y cerró la puerta lentamente, miró a su hermana menor en la terraza de su habitación mientras miraba hacía los establos de caballo.
—Key.— Su voz sonó suave, había extrañado el sonido de su voz y la paz que transmitía.
Cassandra y Keyla se parecían, a diferencia de la menor que su cabello es negro y sus ojos grises.
—¿Por que?— Preguntó Keyla después de un pequeño tiempo en silencio.— Quisiera saber el porqué te fuiste sin decir nada, porque desapareciste sin dejar rastro, y vienes como si nada hubiera pasado ¿Qué te pasa Cassandra?
Su voz estaba rota, y sus lágrimas caían sin previo aviso, Cassandra se acercó a ella lentamente y la envolvió en sus brazos, Keyla empezó a llorar en su pecho, su fragancia era exquisita y y su piel estaba tan cálida.
—Perdóname Key.— Fue lo único que salió de su boca.
—¿Sólo eso dirás? ¿Perdóname?— Preguntó indignada.
—Tenemos todo el tiempo del mundo para hablar, pero podemos empezar mañana, ¿Un paseo en caballo te parece bien?— Sus ojos verdes no se despegaban de su hermana menor, cuando Cassandra quería transmitir paz lo hacía, pero todo a su paso siempre había desastre.
—Bien.— Dijo Keyla mientras limpiaba sus lágrimas.
Cassandra le sonrió y luego caminó hasta la puerta de su habitación para irse.
—Te amo, espero no hayas olvidado eso.— Dijo la ojiverde mirándola atentamente y luego irse dejando a su hermana sola en su habitación.
...
Emma se había quedado esa noche con su novio, se había alterado demasiado por la llegada de su hermana, y el le pidió que durmiera con el.
La rubia acababa de despertar, Hunter estaba aún dormido a su lado, así que sólo se levantó con cuidado y caminó hasta el baño para hacer su rutina mañanera. Al terminar se colocó su bata y salió de la habitación.
Se podía escuchar el personal de servicio haciendo la rutina de limpieza por las mañanas, saludó algunos que veía mientras se dirigía a la cocina de la mansión, pero antes de entrar escuchó la voz de Cassandra hablando muy entusiasmada.
—¡Exquisito!— Exclamó la mayor de los Hamilton.
Emma se acercó para ver que hacía, y estaba con la chef de la familia muy entusiasmada hablando, al parecer se llevaba muy bien con el personal de la mansión, algo que la rubia pensó que no haría, por su prepotencia y arrogancia.
Cassandra se percató de su presencia y la miró fijamente con una sonrisa vacilante.
—Cuñada.— Dijo Cassandra al verla.
Su sonrisa burlista no se quitaba de su rostro, y a Emma le daban ganas de quitársela con una cachetada.
—Buenos días, ¿Puedo hablar contigo un momento Cassandra?— La voz de Emma estaba más seria de lo normal.
Cassandra asintió y caminó con ella fuera de la cocina.
—De verdad me gustaría llevarme muy bien contigo, pero lo único que te pido es que no provoques a tú hermano.— Emma la veía sin ningún tipo de expresión, no le quitaba la mirada de encima, pero su increíble cuñada no mostró ningún rastro de expresión en su rostro.
—Que no me provoque el, y estamos bien cuñadita, ¿Es todo? Estoy ayudando a Alicia con el desayuno.— Dijo rápidamente y se volteó, pero luego volvió a ver a la rubia.— ¿Sabes algo? Quiero conocerte mejor, ¿Aceptas un paseo después del desayuno en caballo? Keyla y Trevor vendrán conmigo.
Emma lo pensó un momento y luego asintió.
Cassandra la miró por un momento con curiosidad, pero luego se acercó un poco más a ella, Emma la miró un poco confundida y retrocedió un paso atrás.
—Eres idéntica a Harper Barker, ¿Te lo habían dicho antes?— Preguntó Cassandra mirándola a los ojos, sus ojos verdes estaban muy concentrados en los azules de su cuñada.
Emma se sintió incómoda ante su cercanía y se alejó un poco de ella, pasó la mano por su cabello y se dió cuenta que Cassandra la miraba con diversión.
—Soy su hija, nos tenemos que parecer en algo ¿no?— Dijo Emma cruzando sus brazos contra su pecho.
—Cierto, nos vemos en los establos.— Dijo Cassandra y entró a la cocina.
...
Emma terminó de colocarse sus botas negras, y tomó sus guantes.
—¿En serio irás de paseo en caballo con Cassandra?— Preguntó Hunter molesto.
—Sí, tengo que conocer a la persona que odias tanto en este mundo, a ver si termino de entenderte completamente.— Dijo la rubia mientras caminaba a la puerta de la habitación para irse.
—Sólo no te fíes de ella, Emma.— Dijo Hunter.
Emma asintió y luego se marchó, caminó hasta la caballeriza, vió a Keyla y Trevor hablando con Cassandra mientras los trabajadores sacaban cuatro caballos.
—Hey, viniste.— Dijo Keyla con una sonrisa.
Emma la abrazó y luego saludó a Trevor, miró a Cassandra de reojo, era demasiado guapa, pero le causaba tanta intriga saber porque Hunter la odiaba tanto.
—¿Lista?— Preguntó Cassandra mientras sacaba un arma.— Haremos tiros.
—Nunca he hecho eso.— Dijo Emma mientras subía al caballo.
Keyla y Trevor subieron, y también tenían un arma con ellos.
—Lo sé, por eso te enseñaré a como hacerlo hoy, cuñada.— Dijo la ojiverde subiendo a su caballo.
Todos salieron galopando mientras entraban al bosque, Emma sabía montar a caballo a la perfección pero no tanto como los hermanos Hamilton, siempre participaban en carreras de caballos, el deporte ecuestres era algo que venía de la familia, y eran conocidos por ser tan famosos en los campeonatos, pero sobre todo Hunter Hamilton, siempre ganaba casi en todos los deportes.
Nunca había escuchado de Cassandra Hamilton en algún deporte de ecuestres, pero había visto sus trofeos en la biblioteca, y hoy confirmó lo bien que manejaba un caballo.
Llegaron a un sitio más despejado de árboles, y notó que había varios tiros blancos, Trevor se posicionó frente a uno al igual que Keyla, y sacaron sus armas para empezar a disparar.
Cassandra se bajó de su caballo y se subió al de Emma rápidamente, colocándose detrás de ella y entregándole su arma.
—A puesto a que viste algunos de mis trofeos de los deportes de tiro ¿o no?— Preguntó Cassandra muy cerca de su oído.— Te haré una experta disparando, Emma Barker.
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En tú mirada (#2)
RomanceSus ojos podrían ser los más hermosos que haya en el mundo, pero su mirada podría matar a quién quiera a su paso, envenenar tú alma y arder en el infierno con ella, pero también podría sanarte del mal en el que estás, aunque desgraciadamente ella se...