Capítulo 52.

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—¿Necesitas ayuda para ducharte?— Preguntó Emma mientras levantaba a Cassandra con cuidado, no quería lastimar su herida.

—Tranquila, puedo hacerlo.— Murmuró.— Si necesito ayuda, te llamaré.

—De acuerdo.

Cassandra caminó lentamente hasta la ducha y se desvistió, su recuperación había sido bastante rápida, reaccionaba muy bien ante los tratamientos, y sus movimientos eran más eficaces. Llevaba dos semanas en reposo, y todo marchaba a la perfección con su salud.

Emma se había quedado con ella durante su tiempo de reposo, aveces se quedaba durmiendo a su lado cuando pasaban horas hablando por las noches mientras veían alguna película o serie, otras veces podían pasar horas besándose, pero sólo quedaban ahí, en besos.

El único recuerdo totalmente claro que había tenido Emma, había sido su primer beso con Cassandra, pero sólo eso. Aveces tenía vagos recuerdos con Ben o Hunter, pero no eran de importancia, ella estaba ansiosa por recordar cada cosa que había vivido con Cassandra, incluso el último día antes de haber tenido su accidente.

—¡Emma!— Gritó Cassandra desde la ducha.

Emma corrió hasta el baño y entró asustada al sentir el grito molesto de Cassandra, y ella estaba ahí parada en la ducha desnuda, con su semblante serio, su respiración agitada, con su vena de la frente totalmente marcada.

—¿Qué ha pasado?— Preguntó rápidamente Emma al ver su rostro tan molesto.

—No hay jabón.— Murmuró Cassandra con su vista en el suelo.

—¿Estás molesta por eso?— Preguntó Emma viéndola con atención.

—Sí.— Murmuró Cassandra aún con su vista clavada en el suelo mientras el agua caía por su cuerpo.— Me canso al tener que agacharme y abrir una gaveta para tomar una barra de jabón, me siento inservible.

—Cielo, no eres inservible.— Murmuró Emma con una sonrisa y Cassandra levantó su vista para verla.

La rubia se había agachado para tomar una barra de jabón de la gaveta y caminó hasta la ducha y se lo entregó a Cassandra, y luego besó su mejilla.

—Eres muy gruñona ¿Sabías eso?— Dijo Emma sin dejar de ver sus ojos verdes con una sonrisa adorable.

—Un poco.— Murmuró Cassandra.

Emma le sonrió y luego se alejó.

—Te dejaré la ropa en la cama.— Dijo Emma y abrió la puerta, pero antes de salir miró a Cassandra.— Y no, no es un jean y una gabardina, te pondrás ropa holgada, Cassandra Hamilton.

—Maldición.— Susurró Cassandra para sí misma.

—Nada de tacones, nada de ropa ajustada, puedes vestir bien cuando te recuperes, pero mientras, será ropa deportiva.— Dijo Emma y salió del baño.

—Maldigo la hora en que Harper me dejo viva.— Murmuró Cassandra pasándose el jabón por su cuerpo.

...

Cassandra se sentó en el mueble de la sala con cuidado y tomó la tablet para ver las redes sociales, y la primera noticia que salió fue una portada de Emma para la revista Vogue. Lucía increíble, con un vestido rosado pastel, su cabello ondulado, y un maquillaje suave, haciéndola lucir perfecta.

En tú mirada (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora